17 de septiembre de 1839: Comienza el juicio contra Cinqué y sus compañeros, y 3 días después, el juez Smith Thompson determina que ese tribunal de circuito no tiene jurisdicción pues los hechos acaecieron en barco español y en aguas españolas, debiendo decidirse en un tribunal de distrito.

Hay que decir que las presiones no se habían hecho esperar: de un lado, los abolicionistas con su líder, Lewis Tappan, a la cabeza, y gente religiosa que pretendían la liberación inmediata de los esclavos, y, del otro, Montes y Ruiz que reclamaban lo que consideraban su “mercancía”; los militares de la Marina de EE.UU. quienes abogaban por la ley del mar que permite quedarse con lo que se encuentra a la deriva; la corona española que presionaba para que se les diera la razón a través del Secretario de Estado, John Forsyth, defensor de la esclavitud, quien utilizó artículos del Tratado entre España y EE.UU.; e incluso el presidente Martin Van Buren dio alguna instrucción, buscando quitarse de encima el problema.

Como quiera que el intérprete del juicio no estuvo muy acertado, un profesor de Teología aprendió a contar hasta 10 en el idioma mende. Repitió los números en voz alta por los muelles de Nueva York hasta que encontró a James Covey, un marinero enrolado en un buque de guerra británico, el cual también era mende. De niño había sido vendido y, tras ser liberado por los ingleses, aprendió inglés y se enroló en la marina británica. Lo llevó a la prisión donde estaban los africanos y éstos pudieron contar su historia.

13 de enero de 1840: El juez Judson da su veredicto: los esclavos “nacieron libres” y fueron capturados a la fuerza. Estaban en su derecho de recuperar su libertad aún de la forma en que lo hicieron. Por lo tanto, eran legalmente libres y debían ser trasladados a su tierra, África.

El caso fue apelado y llegó al Tribunal Supremo de EE.UU., el cual tenía 5 jueces sureños que tenían esclavos. En este último juicio, se pidió al expresidente de 74 años y miembro del Congreso, John Quincy Adams, que representara a Cinqué y sus compañeros ante la Corte Suprema.

24 de febrero de 1840: El congresista Adams expuso ante el Tribunal los argumentos con los que pretendía la liberación de Cinqué. Citó de la Declaración de Independencia que establece que “todo hombre tiene derecho a la vida y a la libertad, un derecho inalienable”, y ese hombre ‘luchará, matará, hará lo sea por recuperar la libertad’.

El Tribunal decidió que Cinqué y sus compañeros tenían legítimo derecho a luchar por defenderse a sí mismos de ser esclavizados por el ilegal comercio de esclavos en el Atlántico. Fueron puestos en libertad, estableciendo que se dispusiera su regreso a África si así lo deseaba. Los estadounidenses ayudaron a recaudar dinero para su regreso a África.

Diciembre de 1841: El buque Gentleman fue fletado por 1.840 dólares para trasladar a los 35 esclavos supervivientes de La Amistad hasta Freetown (Sierra Leona). Se formó la Misión Mendi.

Algunas historias dicen que Cinqué se convirtió en tratante de esclavos aunque no hay nada que lo corrobore.

1849: Cercana su muerte, Cinqué regresó a la misión, donde murió.

CURIOSIDADES

  • En New Haven, Cinqué y La Amistad son conmemorados por una estatua de Cinqué frente al ayuntamiento.
  • Una escultura de oro de Cinqué se encuentra fuera del Old State House en Hartford, Connecticut, donde se celebró la primera parte del juicio de La Amistad.
  • 5000 leones - CinquéUn poema de Robert Hayden incorpora cuentas de la revuelta de La Amistad y el juicio posterior.
  • La imagen de Sengbe Pieh aparece en los billetes de 5.000 leones del Banco de Sierra Leona.

 J.A.T.

Agradecimiento: National Archives (Washington DC)