Para medir un terremoto hay 2 parámetros: su MAGNITUD y su INTENSIDAD.
Magnitud: mide su fuerza en relación con la energía liberada durante la ruptura de una falla y se calcula midiendo la amplitud máxima de las ondas sísmicas. En 1935, el sismólogo estadounidense Charles Richter ideó la escala logarítmica de magnitudes que lleva su nombre: Escala de Richter. No tiene límite superior, y un incremento de un punto implica que la magnitud del seísmo aumenta 10 veces. Los más violentos están por encima de 7.
Intensidad: Esta es una descripción cualitativa de los efectos de los seísmos, tomando en cuenta la percepción de las personas así como los daños materiales y económicos que provocan. A finales del siglo XIX, el sismólogo y vulcanólogo italiano –que se ordenó sacerdote- Giuseppe Mercalli creó una escala del 1 al 12 para medir la intensidad de un terremoto, basada en la observación de sus efectos –que, obviamente, es subjetiva-: Escala de Mercalli.
Así, hay que utilizar bien los términos: en vez de decir que un seísmo “ha tenido una intensidad de 6,5”, habría que decir que “ha sido de magnitud 6,5 con una intensidad VII en tal población y de VI en otra”.
El terremoto de mayor magnitud registrado hasta el día de hoy es el que acaeció el 22 de mayo de 1960, en Valdivia (Chile), –ver foto de cabecera– con 9,5 grados en la Escala de Richter y XI-XII en la Escala de Mercalli. El seísmo causó un maremoto que arrasó lo quedaba en pie. 2 días después del terremoto, el volcán Puyehue, a 200 km. del epicentro, entró en erupción. El eje terrestre se, movió 3 cm, mientras que las placas de Nazca y Chiloé se acercaron bruscamente cerca de 40 metros, cuando normalmente lo hacen entre 8-9 cm anuales.
J.A.T.