EL TITANIC
PERSONAJES (II)
Thomas Andrews
Ingeniero naval británico, hijo de un político, empezó un aprendizaje especial –tenía 16 años- en los astilleros Harland & Wolff, de Belfast, en los que su tío era, en parte, dueño de la empresa. Fue aprendiendo hasta convertirse en director de construcción a la edad de 28 años. Asimismo, se hizo miembro de la Institución de Arquitectos Navales. 6 años más tarde, en 1907, se le nombró director general y jefe de diseño del astillero. A partir de ahí empezó a planificar un gran barco, el Olympic y su “gemelo”, el Titanic, que 2 años después empezaron a construirse.
Tenía la costumbre de viajar en los viajes inaugurales de los nuevos barcos, y el Titanic no sería una excepción.
Alojado en un camarote de la cubierta B, que preparó también como oficina, inspeccionaba aquellos puntos que eran susceptibles de mejorarse, como los rebarnizados de los pasamanos, u otros cambios. Él expresó a un amigo que el Titanic era casi perfecto para lo que el hombre podía hacer.
Tras el impacto, el capitán le pidió que subiera al puente de mando y pidió una evaluación de los daños del barco, lo que hizo junto a un carpintero. Tras valorar la vía de entrada de agua, estableció que 5 de los compartimentos estanco estaban abiertos al mar y que, ineludiblemente, el barco se iría al fondo del océano en un máximo de 2 horas, como así ocurrió.
Andrews fue avisando puerta por puerta a los pasajeros para que se colocasen sus chalecos salvavidas. Consciente de la insuficiencia de botes salvavidas para el número de pasajeros, insistió que se juntara la mayor cantidad de personas que se pudiera y que llenaran los botes lo más posible.
Según algún testimonio, la última vez que fue visto estaba junto a la chimenea de la sala de fumadores de 1ª Clase, poco antes de la 1:40 h., en estado de shock. Otros testimonios lo sitúan, más tarde, en el puente de mando y en la cubierta superior, después de que los botes estuvieran en el agua. Es posible que, finalmente, intentara salvarse; pero su cuerpo no recuperado. Los oficiales supervivientes testificaron que Andrews tuvo un comportamiento heroico hasta su muerte, pensando más en la seguridad de los demás que en la suya propia. Hay muchas placas conmemorativas en su honor por todo el Reino Unido.
Benjamin Guggenheim
Empresario y magnate de la minería y metalurgia. Con fama de mujeriego, tenía 46 años cuando embarcó en el Titanic en Cherburgo, y viajaba con su amante, Léontine Aubart, una cantante francesa; también iba su chófer –René Pernot-, una doncella, y Victor Giglio, su mayordomo y hombre de confianza. Era pasajero de 1ª Clase y se le asignó el camarote B-84.
Cuando el barco chocó con el iceberg, ninguno de los dos le dio mayor importancia y no se molestaron en levantarse. Cuando la situación se tornó crítica, Benjamin se despidió de su amante y de su criada, que embarcaron en el bote 9, diciéndoles que se volverían a ver y viajar juntos.
Al ver que el barco ya se hundía, Guggenhein y Giglio se despojaron de sus jerseys y sus chalecos salvavidas y pusieron un frac. Cuando el miembro de la tripulación encargado de ellos los vio así, les recriminó por ello, a lo que respondió Guggenheim: “Nos vestimos con lo mejor y nos hundiremos como caballeros. Si algo me pasa, decidle a mi esposa que hice todo lo posible por cumplir con mi deber”. Aunque esta frase fue mencionada por los periódicos, no se puede dar confirmación fehaciente de que esta frase, realmente, fuera dicha por Guggenheim, en tales circunstancias.
Lo cierto es que ambos murieron ahogados sin que se recuperaran sus cuerpos.
J.A.T.
