Ámsterdam es una ciudad que tiene una población de alrededor de 810.000 habitantes aunque en su área metropolitana residen unas 1.500.000 personas. Su nombre se deriva de Amstel (río en cuya orilla se ubica) y de dam (presa). El nombre de Amstel se deriva del término neerlandés Aeme-stelle, que significa “área con agua”.
La ciudad destaca por sus 160 canales (unos 100 km) y 1.300 puentes, siendo conocida como la “Venecia del Norte”. En dichos canales podemos encontrar casas flotantes como viviendas.
Ámsterdam es la capital de los Países Bajos, que no de Holanda. Este es un matiz importante ya que Holanda, como país no existe: tan solo son 2 de las 12 regiones de los Países Bajos (Holanda Septentrional -Norte- y Holanda Meridional -Sur-). Esta confusión viene dada porque las ciudades más importantes del país: Ámsterdam -la capital-, Rotterdam -uno de los mayores puertos de Europa- y La Haya -sede del Gobierno y del Parlamento- están en estas provincias holandesas. De hecho, el gentilicio es neerlandés, que proviene de Netherland (“Tierras bajas”).
Gran parte de su centro histórico, uno de los más grandes de Europa, se creó en el siglo XVII.
Siglo XIII: Ámsterdam era una población de pescadores. La fecha tradicional de su fundación es el 27 de octubre de 1275, y a partir del siglo XIV empezó a crecer como centro comercial en base al comercio con otras ciudades de los Países Bajos, Alemania, Suecia, Polonia, Rusia y las repúblicas bálticas, federación de ciudades conocidas como Liga Hanseática.
Siglo XVI: Se produce la conocida como Guerra de Flandes (o Guerra de los Ochenta años) entre los Países Bajos y su rey, Felipe II, quien también era rey de España, en la que los neerlandeses consiguieron su independencia. A partir de aquí, los Países Bajos fueron ganando fama por su libertad y tolerancia religiosa, lo que hizo que los judíos sefardíes huidos de España y Portugal -al igual que hugonotes de Francia y protestantes de Amberes (Bélgica)- buscaran refugio en Ámsterdam.
Siglo XVII: Este es considerado el Siglo de Oro de Ámsterdam, al convertirse en una de las ciudades más ricas del mundo. Sus comerciantes poseían la mayor parte de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales (VOC – Vereenigde Oostindische Compagnie), la cual consiguió un monopolio de 21 años para realizar actividades comerciales en Asia, y teniendo potestad para declarar la guerra, acuñar moneda y establecer colonias.
Siglo XVIII: La prosperidad de la ciudad empieza a decrecer, sobre todo durante las Guerras Napoleónicas.
Siglo XIX: Empieza a mejorar la situación hasta el punto de que las últimas décadas de este siglo se conocen como el Segundo Siglo de Oro de Ámsterdam.
Siglo XX: Durante la II Guerra Mundial, los nazis instalaron un gobierno en Ámsterdam que se encargó de la persecución de los judíos y de aquellos neerlandeses que los ayudaban o protegían. Más de 100.000 judíos, entre ellos Anna Frank, fueron deportados a los campos de exterminio. Solo 5.000 sobrevivieron.
Hoy en día, dentro de la “política de tolerancia” (gedoogbeleid) del gobierno neerlandés, la prostitución está legalizada situada en el conocido “Barrio rojo”, así como el consumo de pequeñas cantidades de marihuana en los llamados “Coffee shops”, a cuyos vendedores no se les permite tener más de 500 gramos de marihuana en el local, por lo que el gobierno consigue buenos ingresos con los impuestos con los que están gravados este producto.
Pero hay algo más por lo Ámsterdam es famosa: la ingente cantidad de bicicletas, medio de transporte sumamente utilizado por los ciudadanos para desplazarse, siendo el centro mundial de la cultura de la bicicleta.
Se calcula que hay unos 700.000 ciclistas y más de 7.000.000 de bicicletas, con lo que el “peligro” no viene por parte de los automóviles o el transporte público (buses y tranvías) sino por parte de las bicicletas.
En definitiva, Ámsterdam es un bonito destino para una pequeña escapada.
J.A.T.