Fue sumamente importante el papel jugado por los judíos en nuestro país hasta su expulsión en 1492 con el Edicto de Granada por parte de los Reyes Católicos. Por ello, merece la pena recordar algunos de los conceptos y características de la cultura judía dado que, al fin y a la postre, forman parte de nuestra historia.

El judaísmo basa sus raíces en la historia (más de 4.000 años de antigüedad), y no en la mitología, marcando así una diferencia con otras culturas y religiones antiguas. El cristianismo tiene su base en el judaísmo ya que su fundador fue Yehoh-schú-a o Ye-schú-a (hebreo), más conocido entre nosotros por su nombre griego: I-ē-sóus o la forma latina Jesús. Asimismo, el islam también debe mucho a los sagrados escritos judíos: el conocido como Antiguo Testamento.

JudaísmoLa Halajá es el conjunto de leyes que debe regir la vida diaria de un judío, y que le llevará a la Haskafá, el concepto o la forma de ver las cosas que tiene un judío. Tradicionalmente, el judaísmo no hace distinción entre la vida religiosa y la no-religiosa. La Halajá guía no solo las creencias y las prácticas religiosas, sino los numerosos aspectos de la vida cotidiana. La Halajá se traduce a menudo como “La Ley Judía”, aunque una traducción más literal sería “la forma de comportarse” o “la forma de caminar”. La palabra deriva de una raíz que significa “comportarse”, “ir” o “caminar”).

JudaísmoPara el judaísmo, su lugar de culto es la sinagoga, llamada en hebreo Bet haKnéset (“lugar de reunión”), proviniendo del griego sÿnagōgē (“asamblea” o “juntamiento” del verbo sÿnágein (“reunir”, “congregar”), y del latín, sinagōga. No hay registro exacto de cuándo empezaron a abrirse sinagogas, aunque parece que fue durante su cautiverio de 70 años en Babilonia. Según la Encyclopaedia Judaica, “los Exiliados, privados del Templo, en una tierra extraña y con la necesidad de recibir consuelo debido a su angustia, se reunían de vez en cuando, probablemente durante el sábado, y leían las Escrituras”. Parece que, una vez que los judíos fueron liberados, siguieron juntándose para orar y leer las Escrituras, abriendo sinagogas en los lugares donde se iban estableciendo.

En tiempos de Jesucristo, todas las ciudades de Palestina tenían su propia sinagoga, y las ciudades más grandes tenían más de una. En Jerusalén había muchas. Hay constancia, en el Evangelio según Lucas, de una sinagoga que un oficial del ejército romano destinado en Capernaum edificó para la utilizara una comunidad judía.

JudaísmoAlgo que las caracterizaba era su almacén para guardar los rollos de las Escrituras. Por seguridad, la costumbre más antigua debió ser guardar los rollos fuera del edificio principal o en una habitación separada. Con el tiempo se guardaron en un cofre, que se colocaba en su lugar durante el servicio religioso. En las sinagogas posteriores, el cofre pasó a ser un elemento arquitectónico más, pues se construía dentro o sobre la pared. Junto al arca y frente a la congregación estaban los asientos de los oficiales que presidían la sinagoga y de los invitados distinguidos. La Ley se leía desde una tarima que tradicionalmente se encontraba en medio de la sinagoga. Alrededor de los 3 lados había bancos para el auditorio, posiblemente con una sección separada para las mujeres. Al parecer, la orientación del edificio también era muy importante, pues se intentaba que los adoradores estuvieran en dirección a Jerusalén.

En el siglo I era el centro de la vida social y religiosas de las comunidades judías. Lee Levine, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén expresó que en ellas “se estudiaba, se tomaban comidas sagradas, se realizaban procesos judiciales, se depositaban los fondos para la comunidad, se celebraban reuniones políticas y sociales, y, por supuesto, de manera primordial, los servicios religiosos.”

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J.A.T.