Roma: La Isola Tiberina
La Isola Tiberina (Isla Tiberina) es una pequeña isla que se encuentra en medio del río Tíber. En ella podemos encontrarnos el Hospital de San Juan de Dios y una iglesia. Esa situación en medio del Tíber hacía que pudiera ser un lugar donde poder aislarse de la ciudad en caso de necesidad.
La Isla Tiberina era un lugar de mala fama y estaba considerada por los romanos como un lugar de malos augurios. A tal punto estaba arraigada esta creencia, que hasta que no se construyó el Templo de Esculapio, los romanos evitaban ir a la isla, y sólo los peores criminales eran condenados a pasar allí el resto de sus vidas.
Entre las muchas leyendas que caracterizan su larga historia, la más famosa es la que tiene como protagonista una serpiente. Ovidio narra esta historia en su obra “Metamorfosis”. Corría el año 293 a. JC., y en Roma una tremenda epidemia de peste estaba matando a miles de ciudadanos. Una comisión de expertos tomó la decisión de enviar unos representantes a Grecia en barco, precisamente a un santuario dedicado a Asclepio, dios de la medicina (Esculapio para los romanos). Una vez allí se vio que una serpiente, el símbolo del dios, había entrado en la embarcación romana que abandonó solo cuando los representantes regresaron a la misma Isla Tiberina. Todo eso fue interpretado como una clara señal de que el dios griego quería que los romanos les dedicaran un templo en la isla. En el 291. a. JC el templo fue inaugurado, en el lugar donde la serpiente se había refugiado; la peste desapareció y se construyó también un edificio destinado a acoger y a curar a los enfermos.
En memoria de este importante acontecimiento, aún en el siglo III a. JC, se dio a la isla la forma de una nave cuyos restos en travertino es posible ver aún en día y donde se distinguen parte de la popa con el timón y la figura del dios con su bastón y su serpiente.
Durante la época medieval, a fines del siglo X d. JC, en lugar del templo de Esculapio y utilizando todas sus columnas, fue erigida la iglesia dedicada al apóstol Bartolomeo, iglesia muy famosa para los peregrinos dado que en ella se conservan sus preciosísimas reliquias.
Actualmente casi toda la superficie de la isla está ocupada por el importante hospital religioso de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (conocida como Fatebenefratelli, es decir, “Hermanos de hacer bien”): evidentemente la vocación antigua ha persistido.