Bilbao: Su historia
Un señor pregunta a otro: «¿De dónde eres?», y el otro responde: «¿Yo? Pues de BILBAO… ¡de toda la vida!». Esta expresión típica transmite la idiosincrasia del sentimiento bilbaíno, su seña de identidad: es un orgullo ser de Bilbao, pudiendo reformularse la expresión «De Madrid BILBAO al cielo», o el comentario de que personajes famosas de la Historia (como Napoleón, Einstein y otros) eran de Bilbao, porque «los bilbaínos nacen donde les da la gana». Este carácter les ha dado fama de generosos, de amigos leales, serios, un poco «secos», y muy «fanfas» (un puntito de chulería, sin mal motivo) o la de no importarles el dinero («¡aquí pago yo!» ,o «¡eh! ¡cóbrate también lo de éstos!», dándole al camarero un billete de 100 € para pagar una ronda de 6 €). Pero estas curiosidades y otras las comentaremos en una próxima sección titulada «Curiosidades».
Primero vayamos a la parte «seria», y conozcamos un poco los orígenes de Bilbao.
HISTORIA
Antes de su fundación oficial, según los arqueólogos e historiadores ya existían algunos asentamientos en ambas orillas de la Ría: en la zona de Bilbao La Vieja (Muelle de Marzana, Muelle de la Merced o la calle San Francisco) las que se dedicaban más a la minería, trabajando el hierro en las ferrerías, y en la otra orilla, la del Casco Viejo, que se dedicaban más al comercio portuario, unidas ambas orillas por uno de los emblemas de esta población: el Puente de San Antón, donde había un pequeño puerto según lo permitiesen las mareas.
Algunos historiadores han barajado la posibilidad de que Bilbao fuese la Flaviobriga romana, ya que se han encontrado monedas romanas en la ría, aunque esta opción no se ha podido demostrar. Sí parece más factible hubiera contacto con los normandos, quienes dominaban el Atlántico en el siglo XI, quizá enseñando las artes del comercio y la navegación.
Pero fue Don Diego López de Haro (apodado El Intruso), Señor de Bizkaia, quien fundó esta villa mediante una Carta Puebla datada en Valladolid el 15 de junio de 1300 y confirmada por el rey Fernando IV de Castilla el 4 de enero de 1301 en Burgos.
En 1310, la 11ª Señora de Bizkaia, María Díaz de Haro, sobrina de Don Diego, revalidó la Carta Puebla, ampliando las prerrogativas comerciales de la Villa.
En 1372, Juan I de Castilla, amplió los privilegios permitiendo expeditas el tránsito de mercancías. Todo ello permitió el rápido desarrollo del comercio marítimo, teniendo gran influencia los peregrinos que llegaban a Bilbao (incluida en el Camino de Santiago) en su viaje hacia Santiago de Compostela. Ese crecimiento económico resultó en que la población fuese creciendo y estableciéndose a lo largo de la ría.
En 1476, Fernando II de Aragón jura los Fueros de la Villa en Gernika, y en 1483, es su esposa, Isabel I de Castilla, quien viaja hasta la Villa para jurarlos en persona.
Durante los siglos XV-XVI se fue reforzando su posición comercial, enlazando con los puertos de Sevilla y Barcelona y conectando directamente con los grandes puertos del continente, especial-
mente Flandes y Gran Bretaña, aunque también –en menor medida- con los puertos de Italia, Portugal y Francia. También logra conectar con el comercio de las colonias en América.
En 1511, la reina Juana I de Castilla establece el “Consulado, Casa de Contratación, Juzgado de los hombres de negocios de mar y de tierra y Universidad de Bilbao”. Este Consulado de Bilbao se convertirá en la corporación más influyente, ocupada del mantenimiento y mejora de la navegación desde y hacia el puerto de Bilbao. Llegó a tener tanto peso que en el siglo XVII los bilbaínos tenían su propia Casa de Contratación en Brujas (Bélgica) para realizar allí sus negocios. El Consulado de Bilbao desapareció en el siglo XIX, al promulgarse un Código de Comercio para todo el Estado.
(J. A. Talz)