LOS ÁRABES EN ESPAÑA
Gibraltar proviene del árabe Javal Tariq (“La montaña de Tariq”) en homenaje al General Tariq-Ibn-Ziyad. Éste, al comienzo del siglo VIII cruzó el Mediterráneo desde el norte de África, desembarcó en el peñón y tomó posición de base allí para iniciar su incursión sobre la península ibérica.
Desde allí, cuenta la historia, que entró con cerca de 9.000 hombres, venció al rey Don Rodrigo y a los ejércitos visigodos dando comienzo a una historia de 8 siglos de dominación y cultura árabes en España. En pocos años, los árabes se establecieron en casi toda la península, que pasó a llamarse Al-Ándalus.
Durante su estadía en Al-Ándalus, los árabes hicieron pactos con los reyes cristianos visigodos respetando sus templos y su religión, y permitieron a los judíos de la península vivir en paz sin ser perseguidos.
Cerca del siglo X, la España musulmana florecía como uno de los mayores centros culturales y científicos del mundo. Los árabes introdujeron muchas cosas en España durante su larga estadía de 8 siglos allí, entre ellas, los números arábigos que reemplazaron a los complicados números romanos, y el número 0 que facilitó mucho los cálculos y les permitió hacer grandes avances en matemáticas, arquitectura, ingeniería y astronomía.
También introdujeron en España los cultivos de cítricos de arroz y de algodón. Con el arroz y algodón fabricaron papel, un secreto que habían copiado de los chinos; lo introdujeron en la península ibérica reemplazando los costosos pergaminos de piel de becerro que usaban en los reinos cristianos.
Pudieron tener una biblioteca en Córdoba de más de 400.000 volúmenes, con una mayor difusión cultural y más avances científicos y tecnológicos. Hicieron grandes trabajos de traducción del griego: tradujeron las obras de Aristóteles y Platón, y formaron médicos sobre las traducciones de Galeno, y geógrafos sobre la de Ptolomeo.
Fue un poderoso imperio que dejó una gran herencia cultural, y muchas cosas nos legaron los andalusíes. Entre ellas: dejaron sus nombres que se mezclaron con el latín vulgar y los dialectos regionales, los cuales fueron conformando poco a poco el idioma español.
Esos nombres son fruto de un rico intercambio cultural. De hecho, el mismo idioma árabe sufrió transformaciones en todo el tiempo que permanecieron en la península ibérica. Con el tiempo se formó el árabe hispánico, que se empezó a distinguir, del árabe clásico, en parte de su escritura y pronunciación, aunque entendible por un hablante del árabe clásico. Esto podría compararse a la diferencia entre el español de España con respecto al de Sudamérica.
Se calcula que el mismo idioma hoy puede contener más de 90.000 palabras, de las cuales algo más del 8%, o sea, cerca de 7.500, provienen del árabe hispánico. (La Real Academia Española –RAE– contiene 88.000 palabras.) Como muchos apellidos se forman a partir de las palabras que designan tal o cual cosa como accidentes geográficos, lugares, oficios y cualidades, muchos apellidos españoles se han formado a partir de palabras árabes.
Muchas palabras que usamos a diario se derivan de este idioma, teniendo, por tanto, un origen árabe. He aquí algunos ejemplos:
Pero ¿cómo era el sistema de nombres y apellidos de los árabes en la España musulmana?
Lo analizaremos en una próxima entrada.
J.A.T.