Hablar de la Operación Garibaldi es seguir hablando de Adolf Eichmann, y es que Israel consideraba primordial juzgar a este importantísimo criminal de guerra, especialmente porque los crímenes del régimen nazi se estaban diluyendo, y los EE.UU. bastante tenían con su enfrentamiento con la URSS.

Por ese entonces, el primer ministro israelí, Ben Gurión, encargó a Isser Harel, el jefe del Mossad, la misión de atrapar a Eichmann, basándose en las informaciones de Simon Wiesenthal. Tal captura debía hacerse de forma ilegal ya que Argentina rechazaba las solicitudes de extradición de los criminales nazis, para los cuales, este país era un paraíso seguro.

Eichmann, con el nombre falso de Ricardo Klement, consiguió trabajo en la Mercedes-Benz.

Israel iniciaba una caza sin precedentes, gracias a la información que recibió de…

  • Fritz Bauer: era fiscal general del estado de Hesse (Alemania), –y judío- y facilitó información sobre el paradero de Eichmann de forma “no oficial” para no frustrar la misión.
  • Lothar Hermann: era superviviente judío-alemán residente en Argentina. Dio información relevante recibida de su hija Sylvia, quien tenía relación con Klaus, uno de los hijos de Eichmann. La hija le contaba anécdotas del “Señor Klement”, que le descubrieron su verdadera identidad.
  • Simón Wiesenthal: también proporcionó el fruto de sus investigaciones.
  • Manus Diamant: era agente del Mossad, y preparó una fotografía de retrato de Eichmann del tiempo de la guerra.

Todo esto permitió al Mossad elaborar y llevar a cabo el plan para el secuestro del criminal nazi.

1-marzo-1960: Zvi Aharoni fue a Buenos Aires para verificar la identidad de Klement. En unas semanas pudo confirmarla, iniciándose la Operación Garibaldi, por el nombre de la calle donde vivía Eichmann.

1-mayo-1960: Los nokmin (“Vengadores”) del Mossad entraban en Argentina, entre ellos Isser Harel (jefe del Mossad), Rafi Eitan, Peter Malkin (especialista en secuestros y maquilaje), Zvi Aharoni, Moshé Tabor.

Observaron los hábitos rutinarios de Eichmann durante 2 semanas, hasta que decidieron que era el momento de actuar.

11-mayo-1960: Esperaban en una calle vacía, simulando que el coche estaba averiado. Cuando Eichmann bajó del autobús, Malkin le dijo lo único que sabía en español: “Un momentito, señor”. En ese instante, los agentes lo rodearon y lo metieron en el asiento trasero del coche, llevándolo a uno de los pisos francos del Mossad. Allí admitió su verdadera identidad sin que tratara de disimularlo mucho.

El problema ahora era cómo sacarlo del país ya que habían perpetrado un secuestro y no contaban con la autorización de las autoridades argentinas.

Comoquiera que las autoridades argentinas retrasaron una semana, por motivos burocráticos, la entrada del avión de EL AL, la línea aérea israelí, esto incrementaba las posibilidades de que amigos o familiares dieran la voz de alarma. Por ello, hicieron que Eichmann firmara una carta en la que indicaba que “iba a Israel por propia voluntad para limpiar su conciencia”.

20-mayo-1960: El Mossad sacó a Eichmann en un avión de EL AL, drogado (para simular que estaba borracho), vestido de mecánico y con pasaporte falso, y trasladado a Israel para ser juzgado. Como “era” personal de una línea aérea, las autoridades de la Aduana y la Policía no confirmaron su identidad.

La Operación Garibadi había sido un éxito al conseguir el objetivo de la misma; pero ésta acción provocó un incidente diplomático ante la comunidad internacional y el Consejo de Seguridad de la ONU, por parte de Argentina contra Israel, por violar su soberanía.

Durante el transcurso del juicio la mayoría de la opinión pública mundial reconoció la justicia de la acción israelí para llevar a este hombre ante la justicia. Esto también consiguió establecer un “aviso”: este tipo de criminales no estarán seguros en ningún lugar del mundo.

Rafi Eitan admitió que la operación fue del todo ilegal: se violaron leyes de soberanía internacional, con entrada de agentes con identidades falsas y privación de libertad de un ciudadano argentino. Aún así, expresó a la CNN:

“La captura de Eichmann fue la única forma de lograr que criminal fuera enjuiciado y con el juicio mostrar al mundo entero lo que ocurrió. Y yo siento que hacerlo fue una decisión histórica; de hecho hoy vemos los resultados. Casi todo persona educada sabe algo sobre el Holocausto y eso no hubiese pasado sin el juicio a Eichmann.”

También es cierto que Eichmann jamás se mostró arrepentido tras su captura. Siempre se escudó en que “había estado obedeciendo órdenes, que seguía instrucciones, que era un soldado.”. Así también lo manifestó durante todo su juicio. Siempre alegó que sus actos respondían a la obediencia debida a sus superiores, y que la responsabilidad era de ellos.

De hecho, su defensa se basó, no en la negación de los cargos, sino en que él era un pequeño eslabón en el engranaje del sistema. El propio Eichmann declaró:

No perseguí a los judíos con avidez ni placer. Fue el gobierno quien lo hizo. La persecución, por otra parte, sólo podía decidirla un gobierno, pero en ningún caso yo. Acuso a los gobernantes de haber abusado de mi obediencia. En aquella época era exigida la obediencia, tal como lo fue más tarde la de los subalternos.

También adujo que las acusaciones habían prescrito.

En el juicio intervinieron más de 100 testigos y unos 1.600 documentos, la gran mayoría, firmados por el propio Eichmann.

15-diciembre-1961: Los 3 jueces israelíes, Moshe Landau, Benjamin Halevy y Yitzhak Raveh, lo condenaron a morir en la horca por 15 crímenes contra la humanidad: culpable de la muerte de 6.000.000 de personas. Posteriormente, se presentó una apelación ante la Suprema Corte de Justicia.

29-mayo-1962: El Presidente de la Corte Suprema, Itjak Olshan confirmó la sentencia.

31-mayo-1962: Se cumplió su sentencia, y fue ahorcado en la prisión de Ramla. Sus últimas palabras fueron:

“Larga vida a Alemania. Larga vida a Austria. Larga vida a Argentina. Estos son los países con los que más me identifico y nunca los voy a olvidar. Tuve que obedecer las reglas de la guerra y las de mi bandera. Estoy listo”.

Para evitar un posterior peregrinaje hasta su tumba, su cuerpo fue incinerado y esparcidas sus cenizas en el Mar Mediterráneo, fuera de las aguas jurisdiccionales de Israel.

La repercusión de este caso hizo que otros nazis, como Josef Mengele o Franz Stangl, se ocultaran.

Por otra parte, el juicio sentó algunas bases importantes:

  1. La obediencia no es un elemento eximente de responsabilidad ante crímenes contra la humanidad.
  2. Tales crímenes no prescriben, pues el olvido no puede limpiar el horror perpetrado.

J.A.T.

Agradecimientos:  Yad Vashem     –     CNN