La expresión “luna de miel”, refiriéndonos al viaje de novios que tanto anhelan los recién casados, hace referencia a una costumbre que tiene cerca de 4.000 años.

Las bodas tenían lugar en función de la fase lunar, cuyo objeto era satisfacer a los dioses y/o fomentar la fertilidad. En casi todas las culturas, el momento idóneo era la luna llena. Así, desde el momento de la ceremonia, la pareja que se casaba tomaba una bebida cuyo ingrediente principal era la miel, bien mezclada con vino (vino de miel) o con agua, dejándola fermentar si tener contacto directo con el aire (hidromiel). La costumbre era que la pareja, antes de tener relaciones íntimas, debía beber hidromiel todas las noches hasta la siguiente luna llena y así aumentar la fertilidad y las posibilidades de concebir.

Esta era también una costumbre nórdica, considerando la hidromiel el alimento del Odín, el dios principal de la mitología escandinava.

Registros antiguos sitúan el uso de esta bebida en Babilonia, hacia el año 1700 a. JC., donde el padre de la novia daba al novio toda la cerveza de miel que pudiera beber durante un mes lunar.

En la antigua Grecia también tenían una bebida a base de miel llamada melikatron, usada como remedio medicinal para purificar el cuerpo y calmar algunos dolores.

En el Imperio romano, en las bodas, la madre de la novia dejaba en la alcoba nupcial una jarra con miel cada noche durante un mes lunar (de luna llena a luna llena).

Los romanos también tenían el aqua mulsum, vino endulzado con miel. Es posible que en sus conquistas llevaran estaba bebida y se incluyera en las costumbre de los pueblos europeos conquistados, y casi todos le otorgaban propiedades mágicas y afrodisíacas. Asimismo, se la relacionaba con los dioses por lo que se consumía en rituales y celebraciones.

De ahí la costumbre teutona de celebrar las bodas sólo en luna llena. Después de la celebración, los novios tenían que beber un licor de miel durante 30 días para asegurarse una vida dulce y una familia prolífica.

También pueblos de África, Asia, la América precolombina bebían algo similar.

En el siglo XVI, los recién casados que querían tener un varón bebían hidromiel durante todo un mes lunar desde la boda.

J.A.T.