Después de la guerra, Irene Gut se trasladó a Estados Unidos, donde conoció a su futuro esposo, William Opdyke, un trabajador de la ONU. Juntos se establecieron y ella permaneció en silencio durante muchos años sobre sus experiencias. No fue hasta finales de los años 1970 que Irene comenzó a contar su historia.

Irene Gut

Medalla de los Justos

En 1982, el Yad Vashem, el Centro Mundial para la Memoria del Holocausto en Israel, la honró con el título de Ger Tzadik o Justa entre las Naciones, un reconocimiento que se otorga a aquellos no judíos que arriesgaron sus vidas para salvar judíos durante el Holocausto. Se le entregó la Medalla de los Héroes de Israel, el tributo más alto del país, en una ceremonia en el Memorial del Holocausto Yad Vashem de Jerusalén. Contiene una inscripción del Talmud:

“Quien salva una vida salva al Mundo entero.”

El Vaticano también le otorgó un honor a Irene.

Ida y Lazar Haller, los padres de Roman Haller, localizaron a Eduard Rügemer, el mayor alemán que los mantuvo escondidos en su mansión,  y lo trajeron de Núremberg a su casa en Múnich, donde vivió hasta su muerte en 1953. Rügemer se convirtió en el Zajde (“abuelo” en yiddish) “postizo” de Roman, quien dijo:

“Lo amaba. Solíamos caminar juntos por las calles. Él me tomaba de la mano.”

Irene Gut

Ceremonia en honor de Eduard Ruegemer con su hijo Erich (2º por la izda) y Roman Haller (1º a la derecha)

Curiosamente, a título póstumo, el 24 de diciembre de 2012, Eduard Rügemer también fue reconocido como Justo entre las Naciones por el Yad Vashem. El hijo de Rügemer, de 90 años, recibió la medalla y el certificado en nombre de su padre a principios de febrero de 2014. Roman Haller también estuvo presente durante la ceremonia.

Eduard Rügemer tenía más de 50 años cuando llegó a Tarnopol (actual Ucrania) en la segunda mitad de 1941. Según Lazar e Ida Haller, desde el principio, trató a los judíos con gran amabilidad y respeto, intentando aliviar su situación siempre que pudo. Los Haller describieron que los protegió durante las redadas en el gueto y que incluso se enfrentó con los oficiales de las SS que querían llevar a sus trabajadores judíos durante las ejecuciones. Rügemer continuó protegiendo a los trabajadores después de que los judíos restantes del gueto fueran llevados a un campo. Se aseguró de que fueran colocados en un cuartel especial y de que pudieran seguir trabajando en sus instalaciones. Cuando dos soldados vieron a los judíos en la casa de Rügemer, dispuso que esos soldados fueran enviados al frente para que no pudieran revelar el secreto.

En 1944, cuando el frente de batalla se acercaba y Eduard Rügemer tuvo que abandonar Tarnopol, realizó otro acto de valentía significativo: ayudó a los judíos que había estado escondiendo en su casa a construir un búnker en el bosque cercano. Este refugio les permitió permanecer ocultos y a salvo hasta la liberación.

En 1949, Franciska Willner, que junto a su marido Marian fue salvada por Rügemer, describió la actitud comprensiva del oficial alemán:

“El señor Rügemer no sólo nos salvó la vida, sino que durante todo este terrible período demostró ser la única persona humana entre las bestias. Esto es especialmente admirable ya que él era plenamente consciente del peligro que corría.”

Rügemer no solo protegió a sus trabajadores judíos durante las redadas y mejoró sus condiciones de vida, sino que también se aseguró de que tuvieran un lugar seguro donde esconderse cuando la situación se volvió aún más peligrosa.

La hija de Irene, Jeannie Opdyke Smith, expresó:

“Cuando Rügemer no estaba entretenido, permitía que algunos de ellos subieran las escaleras y tocaban el piano, cantaban y jugaban juntos.”

“Creo que ablandó su corazón y se dio cuenta de que estos eran solo seres humanos y que allí no eran el enemigo en absoluto.”

Irene GutIrene escribió dos obras en las que relató en detalle sus experiencias, lo que se convirtió en un testimonio vivo del sufrimiento y la esperanza en tiempos de extrema adversidad: In My Hands: Memories of a Holocaust Rescuer y Into the Flames: The Life Story of a Righteous Gentile.

La promesa de Irene

La vida de Irene Gut y Eduard Rügemer se ha hecho más cercana al saltar a las páginas de los medios de información gracias a la película canadiense, estrenada en 2024, La promesa de Irene (Irena’s Vow), magníficamente interpretada por Sophie Nélisse (Irene) y Dougray Scott (Rügemer).

Rotten Tomatoes, es un sitio web estadounidense de revisión y reseñas para cine y televisión. En ella, el 90% de las reseñas de 10 críticos son positivas, con una calificación promedio de 8.3/10.

Un ejemplo de humanidad

Irene Gut Opdyke es un ejemplo de cómo la compasión y el coraje pueden prevalecer incluso en las circunstancias más desesperadas. De hecho, el que Roman Haller pudiera llegar a vivir fue como consecuencia de la negativa de Irene a proveer lo necesario para practicar el aborto que pretendían sus padres ante la dramática situación que vivían en el sótano. El propio Roman lo resumió:

“Irena Gut es como una segunda madre para mí. […] Sin ella, no estaría vivo».

La historia de Irene Gut es un recordatorio de que, en los tiempos más oscuros, hay personas que, a pesar del miedo y el peligro, se levantan para hacer lo correcto. Ella murió el 17 de mayo de 2003, a los 81 años, pero su legado perdura como un faro de luz en la historia del Holocausto.

J.A.T.

Agradecimientos:

Poster y fotograma film: Darius Filmsc – Entract Studios – K&K Selekt – Téléfilm Canada

Medalla de los Justos: Ezer58 – CC BY-SA 4.0

Entrega de la Medalla de los Justos: Yad Vashem