Toledo: Algo más de su historia

Durante la Edad Media, Toledo fue prosperando gracias a diferentes “industrias”: la acuñación de monedas, la fabricación de armas o la elaboración textil, siendo uno de los más importantes productores de paños.

Este “clima” de tolerancia y de convivencia pacífica permitió que la ciudad progresara y cobrara importancia política y cultural (científica, teológica y filosófica), fundándose la Escuela de Traductores (siglos XII y XIII).

La Escuela de Traductores tuvo como objetivo interpretar y traducir textos clásicos tomados del árabe o del hebreo y traducirlos al latín y castellano. Como ejemplo tenemos:

Siglo XII. Se trataron con textos filosóficos como los comentarios de Aristóteles.

Siglo XIII (primera mitad). Se realizó la obra El Libro de los Doce Sabios (1237), un compendio de sabiduría política y moral clásica.

Siglo XIII (segunda mitad). Alfonso X El Sabio impulsó y potenció más esta Escuela, que trataba mayoritariamente textos científicos, médicos y astronómicos. Así se pudieron traducir obras de Averroes (Abū l-Walīd Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd), nacido en Córdoba, médico y maestro de medicina, astronomía, matemáticas y de filosofía y leyes islámicas; de Ibn Sina o Avicena (filósofo y uno de los principales médicos de la época, musulmán de origen persa); de Šelomoh ben Yehudah ibn Gabirol o Avicebrón (poeta y filósofo hispanojudío) o de Abū Ḥāmid Muḥammad ibn Muḥammad at-Tūsī al-Ghazālī o Algazel, teólogo, jurista, filósofo de origen persa que escribió El resurgimiento de las ciencias religiosas (Iḥyāʾ ʿulūm al-dīn), considerada la obra más importante de la espiritualidad islámica y la más leída por los musulmanes después del Corán.

Esto determinó que vinieran aquí sabios de toda Europa, ansiosos de poder acceder a estas impresionantes obras de conocimiento. Algunos de sus traductores más importantes fueron:

Dominicus Gundissalinus (Domingo Gundisalvo): Traductor de árabe al latín, tradujo más de 20 obras de filosofía escritas por Al-Farabi, Avicena y Al-Ghazali. También escribió 5 tratados sobre las principales resultas de las reflexiones judía y árabe, y en particular de hombres como Avicena e Ibn Gabirol.

Iohannes Avendehut Hispanus (Juan Hispalense): Judeoconverso y traductor de árabe a castellano. Tradujo obras de Astronomía y Astrología (de Al-Fraghani, Thabit ibn Qurrá o Albumasar), de filosofía (Avicena, Ibn Gabirol) y medicina (Averroes).

Gherardo Cremonensis (Gerardo de Cremona): Traductor italiano. Fue uno de los más prolíferos con unas 70 obras traducidas del árabe al latín y griego. Entre ellas están el primer libro de álgebra escrito por Al-Khwarizmi, el Canon de Medicina de Avicena o las Tablas Alfonsíes (Tablas toledanas), libro medieval de Alfonso X El Sabio que contiene unas tablas astronómicas que suministraban un esquema que permitiría calcular la posición del Sol, la Luna y los planetas.

Adelardo de Bath: Realizó numerosas traducciones del árabe el latín sobre matemáticas, alquimia o astronomía. Su trabajo más conocido es la recopilación Perdifficiles Quaestiones Naturales, donde plantea algunas cuestiones científicas relacionadas con la forma de la Tierra (él creía que era redonda) y de cómo está en el espacio, especulando sobre que la materia no puede ser destruida o sobre por qué el agua tiene problemas para fluir de un recipiente al que se da la vuelta (el vacío y la presión atmosférica).

Robert de Chester (Robert el inglés): Conocido también como Robert de Ketton o Robert de Retines, tradujo numerosas obras del árabe al latín como la obra de Al-Khwārizmī, Liber algebrae et almucabala, sobre álgebra o el Liber de compositione alchimiae, sobre alquimia.

Hermann el Alemán: Tradujo diferentes obras de Aristóteles, entre ellas, Ética a Nicómano, uno de los primeros tratados sobre la ética de la filosofía occidental y uno de los más completos de este filósofo. También tradujo del hebreo el libro bíblico de Salmos, así como la Retórica de Averroes.

1226. Fernando III y el arzobispo Rodrigo Ximénez de Rada inician la construcción de la Catedral sustituyendo la Mezquita Mayor musulmana –que había sido construida sobre una catedral visigoda-.

Poco a poco ese clima pacífico se fue deteriorando debido a la grave crisis económica y social de la época, en la que judíos eran el blanco de las acusaciones, atribuyéndoles la responsabilidad por dicha situación.

Los Reyes Católicos, buscando un único sentido político y religioso, tuvieron mucho que ver en el devenir de los acontecimientos debido a dos decisiones tan trascendentales como negativas:

1485. Establecer el Tribunal del Santo Oficio, la temida “Santa Inquisición”.

1492. Decretar la expulsión de los judíos.

A partir de aquí los Reyes Católicos urbanizan y reorganizan la ciudad. Isabel La Católica construye su tumba en el Monasterio de San Juan de los Reyes, aunque posteriormente fue enterrada en Granada junto a su esposo, Fernando.

1520-1522. Tiene lugar la Guerra de las Comunidades de Castilla, los llamados Comuneroscampesinos sublevados por la descomunal presión fiscal que imponía el rey y la pobre participación de castellana en la política del imperio-, siendo Toledo una de las ciudades que encabezaron la insurrección. Entre los comuneros que destacaron estaban: el toledano Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado, los cuales tras la derrota en la Batalla de Villalar fueron decapitados al día siguiente en un patíbulo situado en la Plaza Mayor del pueblo y sus cabezas fueron expuestas en la picota del mismo.

La ciudad de Toledo se declaró en duelo por la muerte de su “hijo”, Juan de Padilla. Su viuda, María Pacheco, con el apoyo de los toledanos, asumió el control de la ciudad desde el Alcázar, mientras se producía la invasión francesa de Navarra.

1522. Tras diferentes revueltas, en las que se ejecutó a unos 100 comuneros, Carlos I nombra a Toledo “Ciudad Imperial”, siendo una de las sedes de su Corte.

1561. Toledo empieza a perder peso político y social debido a que la corte (tras reconquistarse la ciudad a los árabes los reyes residían en el Alcázar) se traslada a Madrid, extendiéndose ese decaer también a la vertiente económica con la ruina de la industria textil, aunque siguió siendo centro del poder eclesiástico.

1748. Tuvo una recuperación efímera al crearse la Real Compañía de Comercio y Fábrica; pero a finales de este siglo (XVIII) solo realizaba funciones administrativas.

1761. Se crea la Real Fábrica de Armas por Carlos III.

1850. El Alcázar se convierte en la sede de la Academia Militar.

Siglo XX. Acaece la Guerra Civil Española. Toledo (en la facción republicana) y, en particular su Alcázar, tienen especial relevancia al ser protagonista de un hecho de gran repercusión internacional con su asedio.

En 1936, el coronel José Moscardó –en apoyo a las fuerzas de Francisco Franco- al frente de un grupo de oficiales, un pequeño grupo de cadetes, algunos voluntarios, la mayor parte de los guardias civiles de la provincia (cerca de 1.240 personas), más sus familias y algunas monjas (unas 550 mujeres y niños) se sublevaron y se hicieron fuertes en el Alcázar, resistiendo un sitio de algo más de 2 meses (19-julio al 27-setbre de 1936) hasta que fueron liberados.

1940. La ciudad histórica está declarada Conjunto histórico-artístico.

1986. La UNESCO la considera Patrimonio de la Humanidad.

J.A.T.

Esperamos que haya sido de su agrado el artículo: Toledo: Algo más de su historia