EL HOSPEDAJE EN LA EDAD MEDIA

Durante la Edad Media, resurge en Europa el comercio y se abren nuevos caminos y vías de comunicación y acceso, en los que se instalaron albergues, fondas, posadas, mesones y tabernas. (Más tarde, en España, aparecieron las “Ventas” en medio de los caminos, en las que los viajeros podían pernoctar con sus caballos y comer a cambio de dinero.) A menudo, estos establecimientos que ofrecían servicios de hospedaje servían también como casa de juegos.

El peregrinaje aportó una gran cantidad de viajeros que necesitaban un lugar donde poder descansar durante la noche y reanudar viaje al día siguiente. La hospitalidad todavía seguía siendo un rasgo que podía encontrarse, especialmente en muchos monasterios, donde había estancias destinadas al alojamiento de viajeros. Por ejemplo, en el siglo VIII, en la zona de los Alpes, los monjes habían creado hospicios; incluso algunos monasterios eran tan grandes que podían albergar a unos 300 huéspedes, incluyendo establos para sus caballos. Aun así, dentro de los monasterios, no existía siempre esa predisposición favorable hacia el extranjero o hacia los viajeros.

Una buena cantidad de viajeros usaban las posadas medievales debido a sus bajos precios y también porque, quien lo deseara, tenía la posibilidad de conseguirse una mujer a un precio razonable. Estas posadas podían estar tanto en las principales rutas de comunicación como en las ciudades. Eran amplios lugares para poder recibir grupos de viajeros, caravanas de mercaderes y a personas de toda clase social, desde sacerdotes y frailes a estudiantes o banqueros. Muchas veces se daba la situación de que la demanda superaba por mucho la oferta, especialmente si había ferias o mercados que atraían tanto a grandes mercaderes como a vendedores ambulantes más modestos.

Estos establecimientos ofrecían escasas condiciones sanitarias, pues los huéspedes se tenían que «acomodar» en cuartos comunes en los que la mayoría de las veces tenían que compartir la cama. En otros establecimientos, los alojaban junto a los establos con el ganado. Buena cantidad de ellos operaban en monasterios y otras instituciones religiosas.

Otros lugares de alojamiento disponían de un establo para los animales, y en la parte superior había amplias habitaciones. También había habitaciones en la planta baja que daban al patio y a los corrales, y al ser de menor calidad y menor costo eran para los arrieros y soldados. Algunos de estos mesones hasta tenían una pequeña iglesia.

Parece ser que fue en Italia donde aparece por primera vez la denominación de hotel para este tipo de alojamiento, ya que en Francia se llamaban así a los palacios urbanos (Hôtel de Ville –Ayuntamiento-, Hôtel-Dieu –hospital-). Su gran tamaño era una particularidad de estos nuevos establecimientos. Una referencia es el Hotel de Padua, de mediados del siglo XV, que tenía unas caballerizas para unos 200 caballos, por lo que debía ser de gran tamaño.

Con el transcurso del tiempo, como los aristócratas no estaban dispuestos a dormir con mercaderes y soldados, se construyeron establecimientos de lujo para ellos con todas las comodidades posibles; pero, eso sí, cobrando unos precios que eran imposibles de pagar para el resto de los viajeros.

También hay que hacer una mención al hecho de que durante la Baja Edad Media (siglos XI-XV), en Francia, se empezó a dar importancia jurídica al servicio de hospedaje:

1254: Louis IX determinó que estos establecimientos solo podían acoger viajeros.

1315: Louis X estableció que si un extranjero moría en un hospedaje y la casa de hospedaje se apropiaba de ellas, está tenía que devolver el triple de su valor.

1407: Se impuso que los hospedajes tenían que inscribir los nombres de los huéspedes en un libro de la policía.

(J.A.T.)