Torre de la Calahorra

Junto al extremo sur del Puente Romano, se halla la Torre de La Calahorra, fortaleza de origen islámico. Su función primitiva fue meramente defensiva, pues los conflictos bélicos hacían del puente un acceso fácil a la ciudad.

Parece ser que constaba de 2 torres unidas por un arco que permitía el acceso a la ciudad. El edificio se conserva actualmente (con ligerísimas modificaciones) tal como fue alzado y realizado en 1369, por orden del rey Enrique II de Trastámara, sobre la fortificación de los musulmanes. Este monarca llevó a cabo la reforma del edificio para reforzar la defensa de la ciudad, decidida partidaria suya en su larga contienda con su hermano, el rey Pedro I el Cruel, cuyos ejércitos (y los de sus aliados musulmanes) fueron vencidos por los cordobeses en la Batalla del Campo de la Verdad, inmediato a la fortaleza. Para ello edificó una 3ª torre, y desvía el último arco hacia el oeste para que, en vez de atravesar la torre, la bordeara por uno de sus lados. El sistema defensivo es notable: recios muros, foso profundo y numerosas y estrechas troneras que albergaban cañones y otras piezas de artillería, culminando en almenas piramidales.

Durante gran parte del siglo XVIII fue utilizada como prisión, encerrando en ella a soldados extranjeros que eran traídos del puerto de Cádiz. A finales de ese siglo, fue usada como lugar de cuarentena a los afectados por la epidemia de tabardillo (fiebres tifoideas) que azotó la ciudad. Posteriormente, a mediados del siglo XIX, fue sede de una escuela de niñas vecinas del barrio del Campo de la Verdad.

Declarada Monumento Histórico-artístico en 1931, restaurada y acondicionada en 1954, la Torre de la Calahorra fue cedida al Instituto para el Diálogo de las Culturas, que instaló en ella un museo audiovisual con técnicas modernas de audio-guía. El Museo de las Tres Culturas (musulmana, judía y cristiana) consta de 14 salas (en 3 alturas) y presenta una panorámica cultural del apogeo medieval de Córdoba entre los siglos IX-XIII, basado en la mutua fecundación de las culturas musulmana, cristiana y judía. Una de las salas del museo está dedicada a Maimónides. Cuenta, además, con una reproducción del Astrolabio de Azarquiel y una representación de los ritos que se oficiaban en la Sinagoga.

 

Torre de la Malmuerta

Esta es una torre albarrana (una torre que forma parte de un recinto fortificado con el que está comunicada, aunque generalmente exenta de la muralla y conectada a esta mediante un pequeño arco o puente, que pudiera ser destruido fácilmente en caso de que la torre cayese en manos del enemigo).

torre-de-la-marmuertaEsta torre, en concreto, fue edificada entre 1404-1408, y se inspiró en la Puerta de Sevilla del Alcázar Viejo. Está unida a la muralla por un solo arco y tiene una planta octogonal y está coronada por almenas. Las aspilleras tenían labrados huecos para encajar las ballestas y así poder lanzar las flechas con mayor fuerza.

Su nombre influyó en la imaginación de los cordobeses y se crearon un abanico de leyendas en torno a ella. Una de ellas cuenta que fue construida por un moro nigromante en la que escondió un tesoro. La leyenda decía que cuando un caballero, galopando en su caballo, consiguiera leer la inscripción que hay bajo el arco, la torre se desplomaría y aparecería el tesoro.

Sin embargo, la más popular une fantasía a la historia de la muerte de los comendadores de Córdoba:

Fernán Alonso de Córdoba estaba casado con Beatriz de Hinestrosa, quien mantenía relaciones extraconyugales con Jorge de Solier y Fernández de Córdoba, Comendador de Cabeza del Buey. Don Fernán se entera de la infidelidad de su esposa y una noche de agosto de 1448 mata a Don Jorge, a su hermano Fernando –quien también era comendador-, a su esposa Beatriz y a 3 criados. Tras la masacre huye de la ciudad, pero se aprovecha de una carta de inmunidad firmada por el rey Juan II, en la que se liberaba a todo aquel, independientemente del delito, que le sirviese en el frente de Antequera durante un año. Cuando se cumple al año Don Fernán vuelve a Córdoba.

Juan Rufo recogió el hecho en su largo romance «Los Comendadores de Córdoba», deformándolo en gran medida. Colocó al protagonista de regreso de una cacería, y a las víctimas en casa de Don Fernando, donde recibían muerte. Por otro lado, Lope de Vega llevó el asunto al teatro bajo el mismo título, «Los Comendadores de Córdoba» (1596), siguiendo la trama propuesta en el poema de Juan Rufo, pero sin nombrar a los protagonistas.

Aquí donde entra la leyenda popular, añadiendo que, en compensación por las muertes arrebatadas, Don Fernán fue condenado a levantar la Torre de la Malmuerta. Este hecho no es posible que se produjera, ya que sucedió 40 años después de la realización de la torre.

J.A.T.

Agradecimientos a:

Red de Juderías de España – Caminos de Sefarad

www.artencordoba.com