Ojo.
Se calcula que el 80% de la información que recibimos viene a través de los ojos, los cuales nos permiten ver a todo color (la mayoría de los animales ven en blanco, negro y escala de grises). También podemos seguir de forma ininterrumpida el movimiento de los objetos y las imágenes, reconocer formas, y ver en 3 dimensiones, y además en ambientes con distinta intensidad luminosa.
El diámetro de la pupila puede dilatarse entre 1,5-8 mm, lo que aumenta hasta 30 veces la cantidad de luz que penetra en el ojo. Los rayos pasan luego al cristalino, que los enfoca en la retina donde existen 2 tipos de fotorreceptores: los conos (aproximadamente 6.000.000), gracias a los cuales percibimos los colores y vemos imágenes de alta resolución, y los bastones (120 a 140 millones) —con una sensibilidad más de 1.000 veces mayor que la de los conos—, que nos ayudan a ver con poca luz. En condiciones óptimas, un bastón es capaz de captar un solo fotón, o partícula elemental de la luz.
Otro mecanismo de adaptación es el de las neuronas retinales vinculadas a los conos y bastones. Según la Asociación Americana de Optometría, éstas se adaptan “en segundos y pueden incrementar la visión nocturna por un factor de 10 o más. La adaptación neural es como tener en una cámara películas de baja sensibilidad y de alta sensibilidad para usarlas simultáneamente”.
J.A.T.