mURALLA MEDIEVAL
La Plaza del Caño de Santa Ana conduce hasta la calle de Santa Cruz y se encuentra con Misericordia y Cuesta Castañones, dos de las vías más relacionadas con pobladores judíos, antes de prolongarse en la calle de Las Cercas, que recorre por fuera la antigua muralla medieval.
Algunas de las puertas y ventanas que se abren sobre el estrecho paso de ronda que forman las defensas leonesas en este punto, seguramente fueron también pobladas por los judíos.
Después del siglo X, tras haber sufrido el efecto de las devastadoras incursiones de Almanzor, León construyó un segundo cerco amurallado y amplió los límites urbanos con el denominado Burgo Nuevo. No obstante, el núcleo más antiguo conservó casi intacto el trazado de la muralla y de las principales calles del campamento romano, tal y como lo diseñaron los legionarios de la VI Victrix y la VII Gemina.
El flamante letrero que luce en una casa de construcción contemporánea con el nombre de Prado de los Judíos, en el cruce con la calle Puerta Moneda, responde a una reciente iniciativa que rescata la memoria del cementerio judío que se extendió por esta zona, extramuros de la judería y de la ciudad medieval y que fue invadido posteriormente por la ampliación de la ciudad.
En junio de 1983, se realizó una excavación en la necrópolis judía de Puente Castro, que ya había sido excavada parcialmente en 1956. Estas excavaciones descubrieron varios enterramientos que ocupaban una ladera que desciende desde la Mota hasta la antigua alcoholera de Puente Castro. De este cementerio proceden varias lápidas que se hallan en el Museo de León, el Museo Catedralicio Diocesano de León y la Sinagoga del Tránsito de Toledo.
El cementerio judío se ubicaba extramuros, a cierta distancia del barrio judío. El terreno elegido:
- Tenía que ser tierra virgen
- Estar en pendiente
- Estar orientado hacia Jerusalén
La judería debía tener acceso directo al cementerio para evitar que los entierros tuviesen que discurrir por el interior de la ciudad.
Los reyes autorizaron después de 1492 (en Barcelona en 1391), que las piedras de los cementerios judíos pudieran ser reaprovechadas como material de construcción. Así, no es extraño encontrar fragmentos de inscripciones hebreas en varias construcciones posteriores.
A pesar del expolio que sufrieron desde finales del siglo XIV, la memoria de estos cementerios ha perdurado como nombre en determinados lugares, por ejemplo, Montjuïc en Barcelona o Girona. Sabemos de la existencia de más de 20 cementerios judíos medievales. Otros sólo se conocen o bien por la documentación o bien por las lápidas conservadas. El de Barcelona, en Montjuïc, fue excavado en el año 1945 y 2000, el de Sevilla en 2004, el de Toledo en 2009 y el de Ávila en 2012.
J.A.T.
Agradecimiento: Red de Juderías de España – Caminos de Sefarad