Hemos de matizar que, aunque seguiremos usando la expresión “cirugía sin sangre”, lo cierto es que todas las cirugías sangran -más o menos-, y con esta técnica se utiliza o manipula la sangre del propio paciente, recuperándola, tratándola y reinfundiéndola, por lo que un término más exacto sería el de “cirugía sin transfusiones de sangre alogénica” (de otra persona).
Son tantas las posibilidades de estas técnicas (evidentemente, no exentas de riesgos como cualquier otra técnica médico-quirúrgica) que el Hospital y Centro Médico Englewood, de New Jersey (EE.UU.) recibió del Departamento de Defensa de los EE.UU. una donación de casi 4.700.000 de dólares destinados a la enseñanza de la Cirugía Sin Sangre al personal sanitario del ejército norteamericano. La iniciativa recibió el respaldo del senado norteamericano debido a la importancia de este tipo de medicina en caso de guerra o catástrofe.
Esta novedosa técnica se desarrolla antes, durante y después de la operación, y sigue 3 líneas de tratamiento básicas, a saber: minimizar la pérdida de sangre (usando una aparatología diseñada a tal efecto), recuperar y reutilizar la propia sangre del paciente, y utilizar farmacología que estimule la producción endógena (propia) de sangre (proceso conocido como hematopoyesis).
Iremos incorporando nuevas informaciones según vayamos teniendo noticias nuevas sobre este apasionante tema, que esperamos sea de su agrado.