Los atributos que permiten clasificar al vino son muy variados, e incluyen su origen, su color, su contenido de azúcares residuales y otros factores.
La clasificación más habitual tal vez sea aquella vinculada al color. En este sentido, puede hablarse de vino tinto, vino blanco o vino rosado.
Se conoce como vino fortificado, por otra parte, a la bebida a la que se añade brandy antes o durante la fermentación. El oporto, y el jerez son ejemplos de vinos fortificados.
En este apartado figurarán algunas de las mejores Bodegas y sus excelentes «caldos», así como la historia del vino a través de los siglos y algunas de sus curiosidades.