DANIEL GUEPARD: ENTREVISTA CON UN SUPERVIVIENTE

Nos enfrentamos, como sociedad, a un incontable número de problemas: paro, contaminación ambiental, cambio climático y, desde hace un año, con una pandemia de la que no sabemos todavía cómo vamos a salir, pese al notable avance de las vacunas que intentan contrarrestarlo,

Precisamente, esta pandemia ha «fabricado» un sinnúmero de «héroes», de hombres y mujeres que han luchado y siguen luchado en primera línea de batalla como el personal sanitario (médicos, personal de enfermería, celadores…), cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, etc.

Daniel Guepard

Lógicamente, hay que hacer mención de los propios protagonistas de la historia, los propios enfermos que han luchado con todas sus fuerzas para superar el COVID-19. Desgraciadamente, muchos cientos de miles no lo han conseguido; pero otros muchos sí lo han logrado. Esta es una entrevista a uno de esos supervivientes, en uno de los peores momentos de la pandemia: Daniel Guepard. Tan duras fueron sus vivencias y alucinaciones (como su secuestro por la Mara 18 salvadoreña) que las ha plasmado en su libro «Abrazado por la muerte», que aparece en otra de nuestras secciones: El rincón del lector.

Esta es parte de la entrevista que dio a José Luis León Padial (Lenguas de fuego).

José Luis León Padial: El libro arranca en Barcelona, el día 26.03.2020, ¿por qué esa fecha si realmente comenzó a ser atendido médicamente el 31.03.2020?

DG: Mi suegro había fallecido hacía unos días como consecuencia del coronavirus, aunque ese diagnóstico es personal y no profesional. Ese día, el 26.3.20, tenía mucha fiebre, me costaba respirar, y la situación iba empeorando. No quería acudir al médico, quería estar en mi casa con mi esposa e hijos. No obstante, mi esposa con gran atino, al ver que mi situación empeoraba, decidió telefonear al 112 y en unos minutos una ambulancia me llevó al hospital. Estuve más de dos meses sin poder ver a mis seres queridos por el confinamiento.

JLLP: ¿Pensó en las Maras salvadoreñas por algún motivo concreto antes que en cualquier otra organización del planeta? 

DG: Días antes de la muerte de mi suegro, mi esposa y estuvimos en un restaurante salvadoreño por primera vez. Cuando, ya en la UCI, mi mente comenzó a hilvanar recuerdos y sensaciones, supongo que dio con una información leída en la prensa algunas semanas antes sobre la sección de la Mara 18 salvadoreña. Y como en las alucinaciones, así como en los sueños se hacen extraños emparejamientos, ese yo interior, desconcertado por la enfermedad, se vio secuestrado por la Mara 18.

JLLP: ¿Sigue pensando a día de hoy que algo hay de realidad en su secuestro? Si no es así, ¿cuántos días duró esa creencia? ¿Llegó a creer real la explosión de la bomba en el hospital?

DG: No puedo precisarle cuántos días duró esa creencia, ya que estaba totalmente sedado. No obstante, recuerdo los detalles que explico en la novela. La explosión de la bomba fue un suceso, para mí real, que me hizo llorar muchísimo, pues estaba convencido de que por mi culpa habían muerto personas inocentes. Cuando salí de la UCI y me llevaron a una habitación, me devolvieron mi teléfono móvil. La primera pregunta que le hice a mi esposa fue que cuántas personas habían fallecido como consecuencia del acto terrorista. Así de convencido estaba.

JLLP: ¿Qué opina de los comportamientos políticos en esta crisis sanitaria?

DG: Aunque no entro en disquisiciones políticas, hay dos aspectos para mí insoslayables: 1) La Covid-19 cogió al mundo por sorpresa, desprotegido y sin capacidad de respuesta ordenada conforme a criterios científicos y de estrategia frente a esta pandemia, y 2) se convirtió en arma arrojadiza para acusar de ineptitud al adversario político. Entretanto, la gente enfermaba y moría a ‘raudales’.

JLLP: ¿Cómo imaginas el mundo, tu vida y la sociedad en unos años?

DG: Desde una perspectiva bíblica, la cual es siempre la base de mi primer análisis, 1) el hombre ha demostrado ―salvo escasas excepciones― su incapacidad de gobernarse a sí mismo y de aunar esfuerzos pensando ante todo en el bien común. 2) Como esa incapacidad se anticipó en la Biblia, estoy convencido de que solo mediante una intervención divina en el curso de la vida humana sobre la Tierra se podrá reconducir al hombre hacia un futuro genuinamente esperanzador.

JLLP: Independientemente del secuestro descrito y la realidad percibida durante su período de coma hospitalario, ¿recuerda algún suceso, visión o sensación con el más allá o considera que no llegó tan “lejos” en el proceso de la enfermedad?

DG: No. No creo en “el más allá” o en que el ser humano siga viviendo después de la muerte. Creo en una resurrección para vida, aquí, sobre la Tierra en un futuro no lejano. Mis alucinaciones me mantuvieron en esta esfera de vida; pero fueron tan reales, que yo me sentí huir por entre las tupidas selvas salvadoreñas…

JLLP: ¿Sigue perteneciendo a los Testigos de Jehová? ¿Qué papel, si alguno tuvo, jugó esa opción religiosa durante tu enfermedad tanto de ayuda como de enfrentamiento por ejemplo contra las terapias hemáticas? ¿Podría darnos unas pinceladas breves sobre las principales creencias de los Testigos de Jehová y sus diferencias con la religión católica que es la que más podemos llegar a conocer la mayoría?

DG: Sí, naturalmente. En lo que respecta a la ayuda, jugó un papel fundamental, pues siempre tuve la cercanía de mis compañeros de fe, así como su ayuda de muy diversas maneras, que describo en la novela. En cuanto a las terapias hemáticas, como se trata de una toma de decisión personal en el caso de todos y cada uno de los Testigos, por lo general no necesitamos mucho más apoyo que el explicitado en el DIP (Documento de Instrucciones Previas), donde ya había hecho en su día mi declaración personal en contra de tratamientos hemáticos o cirugía transfusional. Este documento es respetado como la manifestación de nuestras ‘últimas voluntades’ por la clase médica. Pero en él también manifestamos nuestra disposición a terapias alternativas, que las hay y se han implementado notablemente en el último lustro.

En cuanto a las diferencias con la fe católica, las hay. Pero empiezo por decir que mi visión del “otro” no parte de diferencias. Procuro ver a los demás como lo que esencialmente son, personas humanas como yo. Primar las diferencias puede colocarnos en un plano de superioridad moral muy poco edificante. No obstante, para no extenderme, le señalo algunas diferencias doctrinales para las que nos fundamentamos en la Biblia.

    1. El Reino de Dios, del que habló Jesús, a diferencia de la creencia católica más generalizada, que afirma que es un sentimiento interior de cercanía con Dios, para el Testigo es un gobierno real que ha de traer innumerables beneficios a la Tierra, como el fin de la maldad, las injusticias, las desigualdades de cualquier tipo… Por eso Jesús, cuando enseñó a orar a sus discípulos, les dijo: “Debéis orar así: “[…] Venga tu Reino. Hágase tu voluntad en la Tierra como se hace en el cielo”.
    2. Dios, Jehová, no es la misma persona que Jesús, de quien se dice que es el primogénito y unigénito de Dios, ser creado.
    3. No creemos que haya un lugar llamado infierno, pues el concepto en sí mismo es contrario a la naturaleza divina, que es amor.
    4. No creemos que el cielo sea el último destino de quien Dios considere dignos. La Biblia habla de una Tierra renovada como lugar futuro de vida para la humanidad que ha ejercido fe.

JLLP: Hay una parte donde un dialogo intenta explicar su fe en Dios tomando como base Su Palabra. Esa Palabra está escrita por personas cercanas a Él que podrían haber “modificado” matices que puedan resultar atractivos para el que busque creer. ¿Puede ser eso un riesgo en la consolidación de esa Fe sólo por la lectura de esa Palabra?

DG: Sí, pero también no. Me explico.

Sí. La Biblia fue escrita por unos cuarenta amanuenses. En sus escritos está la impronta de su personalidad: léase Pedro, impulsivo, extravertido, sencillo, a diferencia de Pablo: reflexivo, incansable, notable argumentador. Dios permitió que todos y cada uno de estos hombres dejaran traslucir su personalidad y el empleo del vocabulario afín a su época y a sus conocimientos y formación…

No. Dios no dejó que en sus escritos prevaleciera la interpretación del escribiente. Dios controló en todo momento el ‘acabado’ final y la enseñanza que él quiso transmitir. ¿Lo entendieron así aquellos hombres? Permítame tan solo una referencia bíblica de las muchas que podrían emplearse: “Pues, ante todo, ustedes saben que ninguna profecía de la Escritura procede de una interpretación personal. Porque nunca se ha hecho una profecía por voluntad del hombre, sino que los hombres hablaron de parte de Dios impulsados por espíritu santo” (2 Pedro 1:20, 21)

JLLP: Hay una frase con la que coincido plenamente: “en el momento que dejamos de aprender, dejamos de vivir, viviendo…”. ¿Sigue aprendiendo?

DG:  Me afirmo en esa declaración y añadiría que, tan importante como aprender es la autocrítica. Aprender es una maravilla, a medida que entiendes cómo funciona la vida, que es un dar y recibir, aprecias muchísimo el seguir aprendiendo. Un ejercicio precioso de humildad y modestia, todo lo contrario al orgullo y la arrogancia.

JLLP: Otra frase: “un amigo verdadero es un hermano para cuando hay angustia”. ¿Aparecieron esos hermanos o se quedan en la frase?

DG: Aparecieron y siguen a mi lado. Cada día me dan muestras de su amistad sin esperar nada a cambio. Si fuéramos capaces de darnos cuenta de los regalos que cada día recibimos, una sonrisa, una palabra amable, una puesta de sol, el cariño de nuestra familia, ¿no cree que seríamos más felices y menos egoístas? Estoy seguro de que podríamos enfrentarnos a los problemas de la vida con mayor entereza.

JLLP: 26 de mayo, le dan el alta. ¿Qué significa esa fecha? ¿Se acuerda de aquella primera cerveza tras su paso del hospital? Yo también soy muy cervecero y entiendo ese primer trago tras un período amargo.

DG: Estaba convencido de que no saldría con vida del hospital. No me sentía triste por mí, solo pensaba en mi amada esposa y en mis hijos. El que me dieran el alta hospitalaria, que no es lo mismo que el alta de mi enfermedad de la que aún estoy en baja médica, significó una gran alegría. Mi casa estaba llena de globos y de carteles dándome la bienvenida.

Aquella cerveza fresca que mi esposa guardaba celosamente en la nevera me sentó de maravilla. Un trago de libertad.

J.A.T.

Agradecimiento:  LENGUAS DE FUEGO.NET

Si quieres leer la totalidad de la entrevista, pincha aquí:

https://www.lenguasdefuego.net/2020/11/entrevista-a-daniel-guepard/


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