LA TRADUCCIÓN DE LA BIBLIA
Hace ya algunos años, en concreto en el año 2009, la revista MAGAZINE, suplemento dominical del periódico EL MUNDO presentaba el artículo “La Biblia el mayor “best-seller” de la historia”, y en cuya foto de cabecera aparecía Carlos Fitz-James Stuart, hijo mayor de la Duquesa de Alba, posando con la Biblia de la Casa de Alba, una joya del año 1443 (que ha sobrevivido a La Inquisición, incendios, destrucciones o robos) y una de las más caras del mundo, cuyo precio podría superar los 2.500.000 de euros.
El artículo indicaba que “desde la primera Biblia de Gutenberg se han vendido más de 6.000 millones de ejemplares” siendo, por ejemplo, “uno de los libros de cabecera del ex presidente Barack Obama.”
También exponía que “ahora que la crisis aprieta, leer a Dios afloja el nudo”, y que “en un escenario global medroso, repunta la lectura de la Biblia, el boletín oficial de los tiempos de Yahvé, la mayor superproducción de la literatura mundial. Ningún volumen tan manoseado, difundido, analizado, leído, repasado y versionado hasta la saciedad en toda la Historia de la Humanidad. Sin campaña de publicidad ni taimados agentes literarios…”
El artículo hacía referencia a Xabier Picaza, “el más reputado biblista de nuestro país”, quién expresó:
«La Biblia no es un libro piadoso o de introspección como Las moradas, de Santa Teresa. Es humano e integral. Resuelve problemas de pervivencia y convivencia, no con el sentido actual de eso que han denominado alianza de civilizaciones. Hay que pensar que el personaje más criticado y revolucionario fue San Pablo. Hace siglos dio una pauta de convivencia, para judíos y griegos, esclavos y libres, hombres y mujeres. Un mensaje actual y a través de esa palabra tan devaluada llamada amor: Todos iguales».
Esto ha implicado, obviamente que haya sido traducida a muchísimos idiomas para que esté al alcance de cualquier persona y en cualquier parte del mundo. Para ese año (2009) había sido traducida a 2.254 idiomas, y según Vicenzo Paglia, presidente de la Federación Bíblica Católica “faltaría editarla a otras 4.500 lenguas”.
La traducción de la Biblia a lenguas minoritarias
A esta impagable labor de traducción a través de los siglos muchos hombres, más o menos conocidos o desconocidos, han entregado su vida -algunos en el sentido más literal de la expresión-, y a ellos debemos expresarles nuestro agradecimiento ya que hicieron posible que nosotros la tengamos hoy. Citemos a Pierre Robert Olivétan (al francés), Giovanni Diodati (al italiano), Juan de Valdés, Cipriano de Valera, Casiodoro de Reina, Fray Luis de León o Felipe Scío de San Miguel (al castellano) entre muchos otros.
Pero hoy en día, al igual que valoramos y agradecemos el inmenso trabajo y dedicación de los referidos, y en mi afán de ser justo, debo hacer una mención especial a la labor de traducción de La Biblia (entera o en parte) que realizan los Testigos de Jehová, haciéndola disponible en más de 160 idiomas y distribuyéndola de forma gratuita, bien físicamente o mediante descarga desde su web JW.ORG (www.jw.org/es/biblioteca/biblia/), por cierto, la más traducida del mundo… en… ¡¡1.006 idiomas!!! (diciembre de 2019).
Desde hace años, han organizado un conjunto de oficinas de traducción, instaladas en lugares o regiones de aquellos países que tienen comunidades étnicas que hablan idiomas minoritarios o distintos a la lengua oficial de comunicación del país. Esta iniciativa ha permitido dotar de la Biblia, entera o en parte, a esos grupos minoritarios.
Al conocer este programa de traducción he buscado algunos de esos idiomas cuasi desconocidos y que hasta al ganador del “Pasapalabra” le hubiera costado responder, dado que su número de hablantes es menor que el de muchas poblaciones pequeñas de nuestro país:
Hiri-motu: hablado en Papúa Nueva Guinea por unas 120.000-200.000 personas
Motu: de Papúa Nueva Guinea y hablado solo por unas 14.000 personas
Okpe: hablado en Nigeria por unas 25.000 personas
Ga: hablado en Ghana y Togo por 1.400.000 personas
Gun: de Benín y Togo, hablado por 2.000.000 de personas
Ewé: de Ghana, Benín y Togo, hablado por 3.000.000 de habitantes
Veamos algunos ejemplos:
México: se acaba de presentar La Biblia en el idioma zapoteco del Istmo, lo cual es un verdadero hito en el campo de la traducción. La Biblia emplea el nombre de Dios, tal y como fue traducido en España ya desde el siglo XVI por traductores como Casiodoro de Reina en la conocida Biblia del Oso, o por Benito Arias Montano en sus anotaciones preparatorias para La Biblia Regia.
Paraguay: la traducción de la Biblia al guaraní. Aunque en ese país se habla español, alrededor del 90% de la población habla, además, esta lengua indígena. De hecho, Paraguay es el único país de Latinoamérica donde la mayor parte de la gente habla una misma lengua indígena. Por lo mismo, disponer de una traducción en guaraní ha venido a satisfacer una necesidad. Al conseguir un ejemplar en este idioma, un lugareño dijo: “Ahora siento que Dios me habla en guaraní, mi propia lengua”.
Filipinas: se presentó la Biblia en cebuano, tagalo y waray-waray. La importancia de este esfuerzo radica en el hecho de que más del 60% de la población de Filipinas habla estas 3 lenguas.
Namibia: En esa misma línea de trabajo, el 16 de agosto de 2019 se presentó en el centro de exposiciones de Ondangwa (Namibia) la traducción del Nuevo Testamento en el idioma kwanyama, que se habla principalmente en Angola y Namibia por una población de unos 2.400.000 personas.
También son muy interesantes otras webs donde se pone a disposición del público diferentes versiones de la Biblia, como Biblia Online o Bible Gateway, en la que podemos encontrar más de 200 versiones de La Biblia en 70 idiomas.