Alaska es uno de los 50 estados que componen los EE.UU., y, junto a Hawai, son los dos estados que no limitan con ningún otro estado del país. Es el único estado no contiguo de los EE.UU. continentales. El 3 de enero de 1959 fue incorporado como estado nº 49, solo por delante de Hawai (nº 50), que lo hizo el 21 de agosto de 1959.
Su nombre proviene del término aleutiano alyeska o alaxsxaq, cuyo significado literal es “el objeto contra el que la acción del mar se dirige”.
La bandera de Alaska se representa con un fondo azul, con las estrellas que forman la constelación de la Osa Mayor y, en la esquina superior derecha, la estrella polar.
Su capital es Juneau, con unos 32.000 habitantes; como ocurre con Honolulú, capital de Hawai, no es posible acceder por carretera al estar separadas del resto de la nación y, por tanto, de la red nacional de carreteras del país. El barco y el avión son las dos únicas opciones de acceso.
Su ciudad más importante es Anchorage, con algo más de 291.500 habitantes.
En inicio, era territorio de Rusia; pero varias circunstancias motivaron su venta:
- Las dificultades económicas del imperio ruso
- Era un territorio muy lejano, que sería complicado defender si los británicos lo atacaban
- Los recursos de la zona, como las nutrias -para el comercio de pieles- ya habían sido explotados y mermados
Así, el 30 de marzo de 1867, EE.UU. compró este territorio de unos 1.718.000 km2, por el precio que el Zar estableció: 7.200.000 dólares.
La climatología extrema y adversa hace que las temperaturas vayan desde los 30º C (verano) hasta los -46º C. Los récords se fijan en una máxima de 38º C, en Fort Yukón (27-junio-1915), y una mínima de -62º C en Prospect Creek (23-enero-1971).
La colonización de Alaska llegó por parte del navegante danés Vitus Bering, aunque el primer europeo que llegó a la costa fue un ruso, Alexei Chirikov, a la ciudad de Sitka, el 15 de julio de 1741.
Años 1790: Para ese tiempo ya había asentamientos cuya principal actividad era la caza de nutrias. Encuentros violentos con los nativos y la propagación de enfermedades traídas por los europeos hicieron que la población indígena se redujera a la 5ª parte.
1784: En este año se establece el primer asentamiento permanente por parte de Rusia, cuando Grigori Ivánovich Shélikhov, marino y comerciante ruso, fundó una colonia en la isla de Kodiak, en la bahía, Three Saints Bay, hoy base naval estadounidense.
1790: Shélikhov alquiló los derechos de caza a Aleksandr Baránov, quien trasladó la colonia a Sankt Pável, la actual ciudad de Kodiak; más al ver la posible llegada de exploradores y cazadores europeos, trasladó la capital a Nuevo Arcángel, que se convirtió en la ciudad de Sitka. Ésta se convirtió en el centro ruso del comercio de pieles. Shélikhov fue uno de los fundadores de la Compañía Ruso-Americana, registrada oficialmente en 1799, y que colonizó inicialmente Alaska.
24 de septiembre de 1794: Llegaron a la Isla Kodiak 8 monjes ortodoxos, dirigidos por el archimandrita Ioasef, cuya misión era evangelizar a los indígenas y expandir el cristianismo ortodoxo ruso.
Los españoles también quisieron “pinchar” su porción de terreno en base a la bula menor Inter Caetera (1473) del papa Alejandro VI en favor de los Reyes Católicos, que concedía el derecho de “todas las islas y tierras firmes descubiertas o por descubrir hacia el occidente […] la cual línea diste de cualquiera de las islas que se llaman vulgarmente de los Azores y Cabo Verde cien leguas hacia occidente y el mediodía”. Por ello, el rey Carlos III organizó varias expediciones.
Como indicábamos al principio, el Zar Alejandro II decidió vender el territorio de Alaska a los americanos. Así, en 1867, el Secretario de Estado estadounidense, William H. Seward, realizó la compra de Alaska a Rusia por 7.200.000 millones de dólares estadounidense. Aunque Seward nunca estuvo en Alaska, percibió que ese territorio sería muy valioso para los EE.UU., por lo que fue una figura clave en esta transacción, cuyo artículo 1 del contrato iniciaba:
“Su Majestad, el zar de Rusia, se declara dispuesto a dejar a Estados Unidos todas las áreas del continente americano y las islas adyacentes, que hasta ahora eran de su propiedad”.
Este acuerdo no tuvo buena aceptación, ni por parte de la opinión pública rusa, ni por parte de la americana y tampoco por parte de los indígenas. Mientras que los habitantes del lugar tenían la opción de volverse a Rusia o hacerse ciudadanos americanos en los 3 años siguientes, los indígenas fueron descritos en el contrato como miembros de “tribus no civilizadas” y, por tanto, no se les aplicaba la misma norma.
La frenética actividad comercial americana en Alaska con intercambios comerciales, que iban desde hielo, té, telas chinas o marfil de los colmillos de morsa, consiguió que, en los primeros 50 años, hubieran ganado 100 veces más que lo que habían pagado.
Marzo 2014: Se recogió una petición con 35.000 firmas para que Alaska fuera devuelta a Rusia. Su lema: «Alaska, de vuelta a Rusia”.
El descubrimiento de yacimientos petrolíferos ha permitido el enorme crecimiento económico de Alaska en las últimas décadas. El oleoducto Trans-Alaska Pipeline, de 1.269 km, ha sido su mayor logro para este comercio, uniendo Bahía Prudhoe con el puerto de Valdez.
J.A.T.