Córdoba: Alcázar de los Reyes Cristianos

Alcázar de los Reyes Cristianos

Este es uno de los monumentos más emblemáticos y representativos de Córdoba, en el que coexisten restos romanos, visigodos, árabes y cristianos, al haber sido utilizado por todas las culturas que han pasado por la ciudad.

El edificio era parte del antiguo palacio califal andalusí que se hallaba aquí y se hallaba en un estado arruinado cuando Fernando III El Santo conquista la ciudad en 1236. Después, en 1327, Alfonso XI el Justiciero lo reconstruye y se destina a residencia real y le confiere la fisonomía de castillo con la que ha llegado a nuestros días.

Aquí se instaló la sede del Tribunal de la Inquisición en 1492, junto al Castillo de los Judíos, uno de los emplazamientos tradicionales del colectivo hebreo tras la entrada en la ciudad de Fernando III. El alcázar fue residencia real durante los siglos XIV-XV, y a partir de 1482 se convirtió en cuartel general del ejército de los Reyes Católicos para la conquista del reino de Granada, y aquí permanecieron Fernando e Isabel, durante más de 8 años, hasta la toma de Granada. Al terminar la guerra contra los musulmanes, los Reyes Católicos lo cedieron a la Iglesia, quien situó aquí el Tribunal del Santo Oficio. El temible Tribunal de la Inquisición transformó en mazmorras una buena parte de las estancias palaciegas, y permaneció en esta sede hasta 1812, cuando las Cortes de Cádiz lo abolieron, y lo convirtieron en prisión civil hasta 1931, año en el que se convirtió en instalación militar. En 1955 fue cedido al Ayuntamiento de la ciudad.

Cada esquina está rematada con una torre:

La Torre del Homenaje, de planta octogonal, en la esquina noreste. Anteriormente también fue conocida como Torre del Reloj debido a un reloj que hubo en la misma.
La Torre de los Leones, de planta cuadrada, se encuentra en la esquina noroeste. En la base de esta torre se halla actualmente la puerta por la que entran los visitantes. Es la torre más antigua, datando del siglo XIII. Recibe su nombre de unas gárgolas con forma de león que se encuentran en su parte superior. En su interior encontramos dos plantas; en la planta baja se halla la recepción y en la alta está la capilla de San Eustaquio, que sirvió de capilla a los reyes católicos.
La Torre de la Inquisición, de planta circular, se encuentra en la esquina suroeste. Recibe su nombre del hecho de que durante siglos almacenase el archivo del Tribunal de la Santa Inquisición. También fue conocida como Torre de los Jardines.
La Torre de la Paloma, de planta cuadrada, se encuentra en la esquina sureste. La torre original fue demolida a mediados del siglo XIX, siendo la actual una reconstrucción que data de la segunda mitad del siglo XX. También fue conocida como Torre de la Vela.

Destaca el Patio Morisco, con enlosado de mármol y agua recorriendo canales, así como el monumental jardín, donde se halla un conjunto escultórico que representa a Cristóbal Colón ante los Reyes Católicos.

El famoso navegante, nacido en 1451, pasó parte de su vida en Córdoba, bajo la protección de los reyes Fernando e Isabel. En 1486, en la Torre del Homenaje, Isabel y Fernando recibieron a Cristóbal Colón, quien les expuso su proyecto y solicitó fondos para su viaje. Fernando se mostró frío y evasivo, más preocupado por la guerra contra los nazaríes que por otras cuestiones. Sin embargo, Isabel, que creía más en el proyecto, juzgó conveniente someter esos planes a una comisión de peritos. Entre 1487-1488, esperando en Córdoba la decisión de los monarcas, Colón conoció a Beatriz Enríquez de Arana, una joven cordobesa de familia humilde, de quién tendría el 15 de agosto de 1488 a su hijo Hernando, historiador y futuro biógrafo del almirante. Colón nunca llegó a contraer matrimonio con la joven cordobesa pero la encomendó en su testamento a su hijo legítimo, Diego Colón.