LA SINAGOGA DE CÓRDOBA

 

La sinagoga de Córdoba es única en Andalucía y es la 3ª de las mejor conservadas de época medieval de toda España. Está situada en el nº 20 de la calle Judíos, siendo el edificio más importante de la judería cordobesa.

Fue en tiempos del papado de Inocencio IV (1243-1254), poco después de entrar en la ciudad Fernando III El Santo, cuando los judíos deciden construir una gran sinagoga, la cual causó polémica, especialmente en el clero, que se quejaba de la suntuosidad del edificio y su proximidad a la Iglesia Mayor, y así se lo transmitieron al Obispo y éste, al Papa, quien exigió paralizar las obras. Aunque en esos momentos no fue derribada, sí lo fue unos años después al no permitírseles a los judíos usar un edificio de tal magnitud.

Así, hacia 1315, bajo la dirección del alarife Ishaq Moheb, se construyó otra sinagoga de menores dimensiones. Esto ocurrió bajo el reinado de Alfonso VI, en agradecimiento hacia los judíos por su colaboración en la victoria de la Batalla de Salado contra los musulmanes, como reza la inscripción fundacional, sirviendo de templo hasta la definitiva expulsión judía.

Un pequeño patio antecede la entrada al vestíbulo, desde el que se abre el acceso a la sala de oración y a las escaleras que conducen a la tribuna de las mujeres, en el piso superior. En la primera, un amplio zócalo de piedra precede a la preciosista decoración de atauriques de las cuatro paredes; en el muro oriental destaca el espacio central, presidido por una menorá (candelabro de 7 brazos) que ocupa el lugar donde se colocaba el rabino que dirigía la ceremonia, y a su derecha se conserva, en ladrillo, el armario para guardar el Arón Akodesh o arca sagrada, en cuyo interior se custodiaban los rollos de la Torá (los primeros 5 libros de la Biblia o Pentateuco: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio); en el muro sur, la tribuna se abre a través de tres magníficas ventanas.

Tras la expulsión de los judíos, el conjunto de la sinagoga, que incluía el anexo centro de estudios talmúdicos, pasó a ser un hospital para hidrófobos, transformándose la sala de oración en la Capilla de Santa Quintería.

En 1588, el inmueble pasó a manos de la hermandad de los zapateros, gremio en el que se incluían buena parte de los cristianos nuevos de origen judío, convirtiéndose en la Ermita de San Crispín y San Crispiano. En el siglo XIX la techumbre fue sustituida por una bóveda de cañón y las yeserías recubiertas con estuco. A mediados de ese siglo se convirtió en escuela de párvulos.

En 1884 el capellán Mariano Párraga, y el académico Rafael Romero Barros (padre del pintor Julio Romero de Torres) descubrieron las yeserías originales.

En 1885, tras ser declarada Monumento Nacional, comenzó un cuidadoso proceso de recuperación que ha permitido devolverle una buena parte de su esplendor original.

En el Muro Oriental destacan las inscripciones ubicadas en la moldura que encuadra la totalidad del muro, pertenecen a los versículos del Salterio:

«Me postraré hacia tu santo templo y alabaré tu nombre en razón de tu bondad y tu fidelidad, por cuanto has magnificado tu promesa por cima de todo tu renombre. Una cosa he solicitado de Yahveh, esto pretendo; habitar en la casa de Yahveh todos los días de mi vida por deleitarme de Yahveh en la gracia y mañanero visitar su templo«.

A la derecha del arco, encuadrada en un rectángulo, destaca una que reza así:

«Santuario en miniatura y morada del testimonio que terminó Ishap Moheb, hijo del señor Efrein Wadowa el año setenta y cinco. ¡Asimismo vuélvete, oh Dios, y apresúrate a reconstruir Jerusalén!«.

En el Muro Norte, hay dos fajas con inscripciones bajo los vanos que coronan el muro. Rezan los siguientes versos del Salterio y de los Salmos:

«Venid, adoremos y postrémonos, doblemos la rodilla ante Yahveh, nuestro Hacedor; penetremos en sus moradas, postrémonos ante el escabel de sus pies. Ensalzad a Yahveh, nuestro Dios, y postraos ante el escabel de sus pies; Santo es. Rendid culto a Yahveh con alegría, entrad en su presencia con algazara. Todas las gentes que has formado vendrán y se postrarán ante Ti, Yahveh, y glorificarán tu nombre. Venid, cantemos jubilosos a Yahveh, aclamemos a la Roca de la salud«.

J.A.T.

Agradecimiento información/fotos a:

Red de Juderías de España – Caminos de Sefarad  –

www.artencordoba.com