Alacant: LA VILA JOIOSA (II)

Villajoyosa o La Vila Joiosa, durante el periodo llamado “orientalizante” -que abarca desde los siglos VIII-VI a. de JC.– nota la influencia fenicia que provocará grandes cambios en los pueblos de la zona. Decían los romanos que de “Oriente viene La Luz”, haciendo referencia a la avalancha de novedades culturales, mercantiles, etc., que traerán tanto egipcios, cartagineses, fenicios (desde las costas de Siria, Líbano e Israel), así como griegos y romanos.

Los fenicios fueron el pueblo comerciante más importante, creando rutas comerciales por el Mediterráneo, y la playa de La Vila Joiosa estaba en inmejorables condiciones para ser punto de parada de esas rutas comerciales.

La primera referencia a Alonis lo tenemos en un texto del geógrafo griego Artemidoro de Éfeso, quien viaja a España hacia el año 100 a. JC.

Aquí hallamos dos cementerios íberos, de los más conocidos en España: el del Poble Nou y el de Creueta-Casetes, en los cuales han sido hallados diferentes elementos de cerámica y bronce: figuras, copas y vasijas etruscas, egipcias, griegas…

Durante la época Romana, La Vila fue un campamento temporal para pasar el invierno, un Castrum hibernum, dado que las legiones romanas se atrincheraban y evitaban combatir en esta estación.

Durante la República, el movimiento de tropas son constantes, y hay disputas entre los partidarios de Quinto Sertorio y las tropas del bando senatorial de Quinto Cecilio Metelo Pío y, después, de Pompeyo el Grande.

Se estableció una fuerza militar en esta zona pues era habitual que los generales romanos obligaran a la población a alojar y abastecer a las tropas. No obstante, Sertorio será una excepción y construirá su campamento de invierno en las afueras de la ciudad, lo que le dará buena fama. La ciudad íbera y sus tierras le dará alimentos y articulos de primera necesidad, y el río proporcionaría agua a diario a miles de hombres y animales (cada legión constaba de unos 5.000 hombres, y en las guerras sertorianas solían estar juntas unas 2 o 3), además de la inmensa playa que permitiría el abastecimiento por mar y embarcar a las tropas, de ser necesario.

Fueran sertorianas o pompeyanas las tropas que acampaban en La Vila, solo había unas 30 millas náuticas hasta la base naval de Sertorio en Dianium (Denia). Y aunque estaba mal comunicada por tierra, al no estar en una calzada de primer orden, tenía el camino más importante de la historia: el mar.

Tras la disgregación y caída del Imperio Romano, el Mare Nostrum ya no era tan «Nostrum» para los romanos, que vieron cómo fracasaban sus intentos de recuperar Hispania. Los pueblos bárbaros como los visigodos, vándalos y otros van ocupando los territorios otrora romanos.

Iniciándose el siglo VIII , los visigodos están divididos y se ven incapaces de defender la Península, lo que favorece la incursión e invasión árabe desde el norte de África. El litoral se ha vuelto más inseguro por lo que empieza a despoblarse buscando una mayor seguridad en el interior. No obstante, el puerto de La Vila se sigue utilizando, lógicamente, no tanto como antes dado que en la costa no hay casi nadie y el comercio de larga distancia es escaso.

Serían 500 años después cuando llegan los conquistadores cristianos, los cuales convierten sus viejos monumentos sagrados en símbolos propios.

Había dudas de si Alonis hacía referencia a Santa Pola. Sin embargo, Pomponio Mela, geógrafo hispano, en el año 44, en su obra De Chorographia, también conocida como «De Situ Orbis» (Sobre los lugares del mundo), describe las ciudades de Allon, Lucentum e Ilici, es decir, en orden correcto -de norte a sur-: La Vila Joiosa, Alacant y Elx (Elche), con el Portus Ilicitanus en Santa Pola, la cual no llegó al rango de ciudad porque no era una ciudad diferente de Ilici, sino su puerto, de ahí su nombre (Portus Ilicitanus).

La razón para ello es que los romanos daban esa categoría a núcleos que funcionaban como como centro político y económico de una o más comarcas naturales: