París: Torre Eiffel
Cómo no. Hablar de París es hablar de la «TORRE EIFFEL». Desde luego, es el símbolo definitivo de la ciudad.
La idea de su construcción vino con motivo de la Exposición Universal de 1889, que se celebraría en París. Se pretendía crear un icono que grabara la ciudad en la mente del visitante. A no dudar que ese objetivo lo ha conseguido -junto al Arco del Triunfo-. Como ejemplo, una sola foto fija de la torre Eiffel en una película es suficiente para indicar al espectador que la acción o la trama se desarrolla en París.
Maurice Koechlin y Émile Nouguier, de la compañía Eiffel & Co, idearon la estructura que, además, serviría para conmemorar el centenario de la Revolución Francesa de 1784. Gustave Eiffel y sus colaboradores fueron quienes ganaron el apoyo para construir esta enorme torre de hierro. Se construyó en 2 años, 2 meses y 5 días con la labor de alrededor de unos 250 trabajadores. Sus cimientos tienen una profundidad de 30 metros y cuenta con unas 18.000 piezas metálicas ensambladas por 2.500.000 de remaches de seguridad.
El costo total de su construcción ascendió a unos 7.800.000 francos. Tiene unos 108 pisos y para iluminarla se usas unas 20.000 bombillas (5.000 en cada cara) que centellean los primeros 5 minutos de cada hora, desde la puesta del sol hasta la 1:00 h. de la madrugada. También tiene 336 proyectores con bombillas de sodio.
Fue diseñada para que estuviera en pie 20 años, pero sus aportes para las transmisiones radiográficas, tanto para uso civil como militar, y, posteriormente, para la televisión, la “salvaron”.
Situada a orillas del Sena y en la explanada del Campo de Marte, es el monumento que cobra entrada más visitado del mundo, con casi 7.100.000 de turistas en 2014, un 5,3% más que el año anterior, con lo que, para finales de 2010, la habrían visitado alrededor de 550.000.000 de personas en toda su historia. Tiene una altura de unos 300 metros, prolongada más tarde con una antena alzándola hasta los 324 metros. La Torre Eiffel fue la estructura más elevada del mundo durante 41 años, hasta 1930, fecha en que la superó el Edificio Chrysler de Nueva York.
En su momento generó cierta controversia entre los artistas de la época, pues la veían como un monstruo de hierro: hasta hubo iniciativas que proponían derribarla. Inicialmente fue utilizada para pruebas del ejército con antenas de comunicación, y hoy sirve, además, de atractivo turístico y como emisora de programas radiofónicos y televisivos.
Se puede ascender hasta arriba a través de 9 ascensores o, armándose de valor y sin tener vértigo, subir por las escaleras (hay 1.665 escalones por la escalera este hasta la cúspide), aunque el público solo puede subir los 360 escalones hasta el 1er nivel y otros 359 hasta el 2º nivel.
La estructura metálica pesa alrededor de 7.300 toneladas, y si añadimos lo que se ha incorporado (museo, restaurantes o tiendas) aumentaría hasta más de 10.000 toneladas.
La oscilación de la torre debido al viento puede llevarla a inclinarse unos 6-7 cm, y en verano, debido a la expansión térmica, la torre alcanza unos 18 cm. más.
Cada 7 años se necesitan alrededor de 60.000 kilos de pintura para poder pintar sus 250.000 m2 y mantenerla aislada de la corrosión del metal.
J.A. Talz