Roma: Piazza Venezia
Esta plaza se halla en la Colina Capitolina. En el año 2009, haciendo unas excavaciones para la línea del Metro se encontraron unos restos arqueológicos, que se identificaron con el Athenaeum del emperador Adriano. Allí también se halla el impresionante monumento a Vittorio Emanuele II.
MONUMENTO A VITTORIO EMANUELE II
El rey Vittorio Emanuele II (Víctor Manuel II), fue uno de los más importantes contribuyentes de la unificación italiana (1870), por lo que se decidió construir este monumento grandioso, también llamado Altare della Patria o Il Vittoriano, en su honor y como exaltación patriótica, con referencias la Patria italiana y a conceptos como la Acción, la Libertad o el Pensamiento. Fue diseñado por Giuseppe Sacconi, y construido entre 1885 y 1927, aunque fue inaugurado en 1911.
También incluye de varias fuentes y esculturas del propio rey Víctor Manuel y dos estatuas de la diosa Victoria con sendas cuadrigas. La estructura mide 135 metros de ancho y 70 metros de altura, llegando hasta los 81 metros si se incluye la cuadriga y las alas de las diosas. Otro ejemplo de su ampulosidad es que los bigotes del rey en su estatua ecuestre (de 12 metros de altura hecha en bronce) miden un metro, y que dentro del caballo se dio una cena para 12 personas, quedando inmortalizado este hecho en una famosa foto (se dice que pueden caber hasta 21 personas).
Desde el principio, el monumento ha sido muy controvertido, pues no parecen encajar en un entorno tan clásico como Roma, dadas sus dimensiones colosales, la blancura de su mármol blanco o estilo recargado y pomposo. Eso sin tomar en cuenta que, para su construcción, hubo que destruir la parte norte de la Colina Capitolina y valiosos edificios de la Edad Media y ruinas romanas. Todo ello ha dado pie para apodarla peyorativamente como la tarta de bodas, la dentadura postiza o la máquina de escribir. Hasta se propuso demoler el monumento, aunque ya nadie toma en cuenta esta idea ante la avalancha de visitantes que atrae.
Desde la parte alta, a la que se accede mediante un ascensor de pago, se tienen unas vistas impresionantes pudiéndose ver desde la adyacente Columna de Trajano hasta el Foro Romano y el Coliseo, y una vista panorámica de la ciudad.
LA TUMBA AL SOLDADO DESCONOCIDO
La tomba del milite ignoto acoge desde 1921 el monumento con los restos de un soldado sin identificar, muerto en la I Guerra Mundial, en representación de todos los italianos caídos por la Patria, muertos en los distintos conflictos bélicos y que tampoco fueron identificados, manteniendo una llama que nunca se extingue con dos soldados hacen guardia permanentemente junto a la tumba.
El cuerpo del soldado desconocido fue escogido por Maria Bergamas, de Trieste, por tanto, perteneciente al Imperio Austro-Húngaro. Fue seleccionada para representar a todas las madres italianas que perdieron algún hijo durante la I Guerra Mundial, sin saber dónde darles sepultura. Su hijo Antonio, reclutado por su ejército, desertó a Italia y se alistó como voluntario en el Ejército Real italiano (Regio Esercito), muriendo en la batalla de Monte Cimone Tonezza (1916), durante la I Guerra Mundial, y desapareciendo su cuerpo.
En 1921, ya terminada la guerra, se le pidió a María que eligiera un cuerpo de entre los cadáveres de 11 soldados no identificados muertos en batalla. Así, en la basílica de Aquilea, escogió uno de los ataúdes. Según comentó su hija, parece que María quería escoger el 8º o 9º de los ataúdes por ser números que ella relacionaba con el nacimiento y muerte de su hijo; pero viendo los ataúdes y pensando que el monumento era un recuerdo al soldado desconocido, eligió el 10º. Los otros fueros enterrados en el cementerio militar de Aquilea. Ella murió en 1953, y en 1954 se le enterró junto a los otros 10 soldados desconocidos que no escogió.
PALAZZO DI VENEZIA
Para poder construir el Altare della Patria se tuvo que trasladar un cuerpo entero de este palacio, que fue el primero del Renacimiento que se construyó en Roma. Su elegancia y armonía parecen retar la grandilocuencia de Il Vittoriano. En 1455 se inició su construcción, alrededor de una torre medieval, con piedras del Coliseo. Pietro Barbo, Cardenal de Venecia, lo mandó construir, convirtiéndose en su residencia cuando fue nombrado Papa en 1464. Según se cree lo escogió para poder ver desde el palacio las carreras caballos que tenían lugar por allí.
Posteriormente, el papa Pío IV lo donó a la República de Venecia sirviéndole de embajada.
En el siglo XIX, también sede de la embajada del Imperio Austro-Húngaro, hasta el año 1917, que ya pasó al Estado italiano, restaurándolo.
El palacio es famoso también porque Benito Mussolini estableció en él su residencia oficial. Desde el balcón que se asoma a la plaza, conocido como “el balcón de Mussolini”, lanzaba sus histriónicos discursos a la multitud congregada.
Actualmente es la sede del Museo Nazionale del Palazzo di Venezia, que reúne colecciones de artes menores o aplicadas (marfiles, platería, tapices, terracotas, cerámicas…) y una pequeña pinacoteca desde los primeros siglos hasta el Renacimiento.