EL ACEITE DE OLIVA EN EL ANTIGUO ISRAEL
El aceite de oliva era la grasa líquida más utilizada por los hebreos de tiempos bíblicos. La aceituna negra completamente madura daba más cantidad de aceite, pero el de mejor calidad era el de la aceituna verde cuando empezaba a cambiar de color. El proceso utilizado era el que otorgaba mayor o menor calidad al producto:
- MEJOR CALIDAD: Se le conocía como “aceite de oliva puro, batido”. En primer lugar, las aceitunas se pisaban, aunque la mayoría de las veces eran colocadas en un mortero y se machacaban sin aplastarlas. Tras esto, el producto machacado era colocado en cestos para que el aceite virgen goteara hasta acabarse. Después, ese aceite puro batido se guardaba en jarros de barro y la pulpa era llevada al lagar.
- CALIDAD “MEDIA”: Las aceitunas se aplastaban en un mortero o molino de mano. Cuando salía el aceite de la pulpa, se dejaba clarificar en jarros de arcilla o tinas.
- MENOR CALIDAD: Este aceite se conseguía prensando los restos de la pulpa en un lagar de aceite tras haber sido machacadas. Cuando la masa estaba triturada esta masa, se colocaba en cestas y se apilaban entre las dos columnas verticales del lagar de aceite. Después una palanca sujetada con pesas exprimía el aceite de la pila de cestas, y se canalizaba hacia grandes recipientes para que su clarificación. Allí el aceite subía a la superficie, separándose tanto de los restos de pulpa como del agua que se encontraba abajo, y luego se sacaba y se almacenaba en grandes jarros de barro o depósitos especiales.
Para los hebreos a partir de los siglos XI-X a. JC., y gracias a su abundancia, el aceite de oliva llegó a ser un trascendente artículo para la vida, la alimentación y el comercio. Veamos algunos ejemplos: …
El rey Salomón le daba cada año a Hiram, el rey de Tiro, unos 4.400 litros de aceite batido como parte del pago por los materiales de construcción de su famoso templo.
En un tiempo, Judá e Israel fueron comerciantes de aceite para la ciudad de Tiro.
Se utilizaba para ablandar y aliviar magulladuras y heridas, a veces junto con vino, como Jesucristo lo expuso en su famosa parábola del “buen samaritano”.
El aceite de oliva era uno de los ingredientes principales de la dieta de Israel por su alto valor energético y por ser una de las grasas más digeribles; es probable que, en muchos casos, ocupara el lugar de la mantequilla tanto en la mesa como en la cocina.
Se solía usar como combustible para las lámparas en los hogares, y el “aceite de oliva puro, batido” se quemaba en las lámparas del candelabro de oro de la tienda de reunión del Tabernáculo.
Se aplicaba aceite al cuerpo después del baño como si fuera un cosmético.
Se consideraba un acto de hospitalidad untar con aceite la cabeza de un invitado.
Se han encontrado una gran cantidad de prensas de aceite de piedra por toda Palestina lo que demuestra que el olivo se cultivó extensamente. Los “jardines” de aquel entonces solían ser huertos y normalmente tenían su prensa de aceite. El jardín más conocido, el llamado Getsemaní, donde Jesucristo se retiró después de la última cena con sus discípulos, derivó su nombre de un término arameo, gath schema·néh, que significa “prensa de aceite”.
J.A.T.