El Canal de Suez es una de las obras de ingeniería más importantes del mundo, realizada a mediados del siglo XIX. Para cumplir el proyecto de casi 163 km de largo, 8 m. de calado y con una anchura de 58 m. en la superficie y 22 m. en el fondo, se necesitaron 10 años, inaugurándose el 17 de noviembre de 1869. Quiere decir que, ayer acaba de cumplir 150 años de vida. El costo supuso unos 17.000.000 de libras esterlinas, más del doble de lo que se había presupuestado.
Fue un macroproyecto en el que trabajaron 1.500.000 hombres y que, tristemente, supuso la pérdida de miles de vidas humanas. Las cifras oficiales hablan de 30.000 aunque los egipcios hablan de 100.000 para indicar que aquella majestuosa obra se hizo a base de la sangre del pueblo.
No obstante, este proyecto no era nuevo dado que, unos 13 siglos antes de Cristo, los faraones crearon una conexión entre el mar Rojo y el mar Mediterráneo. De hecho, construyeron el conocido “Canal de los Faraones” que unía el río Nilo con los Lagos Amargos y, desde allí, seguía el curso natural del agua hasta el mar Rojo. Empezó el faraón Seti I; hacia el 1250 a. JC, su hijo Ramsés II amplió el canal para que los barcos llegasen mejor al Nilo y a su capital Pi-Ramsés, lo que hoy es Qantir (cerca de la antigua Avaris). Pero los trabajos se pararon porque las tormentas de arena llenaban el canal.
Hacia el año 500 a. JC, el rey persa Darío I terminó su construcción limpiando el canal y ampliándolo hasta Suez, llegando a tener una anchura de 45 m, lo que permitía que dos naves en sentidos contrarios pudieran cruzarse. No obstante, en cuanto se dejaba de dragar, la arena volvía a estropearlo.
Según el historiador griego Diodoro, en el siglo I a. JC el canal seguía operativo, mas con la conquista romana volvió a cegarse. Hacia el siglo II d. JC, Trajano mandó limpiarlo, recibiendo el nombre de Río de Trajano o Augustus amnis. Como su mantenimiento no fue constante para finales del siglo III estaba cegado de nuevo.
En el año 641, el califa Úmar ibn al-Jattāb ordenó limpiarlo y se mantuvo operativo hasta que el califa abasí Al-Mansur ordenó cerrarlo por motivos militares.
Ya en tiempo modernos, el visionario y progresista francés, Ferdinand de Lesseps, diplomático y empresario acometió la construcción de este canal. A Lesseps le apasionó este proyecto y preparó una memoria en 1852, traduciéndolo al árabe y se lo entregó al pachá Abbás I, mas no obtuvo respuesta.
Dos años después, en 1854, murió Abbás I y fue sucedido por Mehmet Said (o Sa’īd Pachá), el mejor amigo de Lesseps, y le envió una felicitación por ascensión como gobernante. Invitado a Egipto, Lesseps pudo conversar con Sa’īd Pachá y le expuso su proyecto. El 30 de noviembre de 1854, se firmó el acta que le daba la concesión para la construcción, permitiendo “abrir el istmo de Suez y la explotación de un canal entre los dos mares”. Egipto cedería la explotación del canal durante 99 años recibiendo, como contrapartida, el 15% de los ingresos. El 10% iría a los accionistas fundadores mientras que los accionistas comunes recibirían un 15%. El 60% restante se lo quedaría la empresa explotadora para gastos de mantenimiento.
Los británicos se opusieron y lograron demorar el proyecto. Pero, finalmente, las obras se iniciaron el 25 de abril de 1859 en Port Said, y 10 años después, el canal fue inaugurado por la emperatriz Eugenia de Montijo, invitada especial. 40 naves bien engalanadas surcaron el canal.
Esta impresionante obra ha permitido que los barcos se ahorren unos 8.000 kilómetros de navegación rodeando África, además de lo que supone en el aspecto económico.
El Canal de Suez es el canal más largo del mundo, por delante del Canal de Kiel (97 km) y el de Panamá (77 km). Pueden pasar barcos de 240.000 toneladas de peso muerto y de 20 m. de calado.
En el año 2015, se inauguró lo que se denomina “Nuevo Canal de Suez”, de 72 km., en paralelo al canal existente, cuyas obras se terminaron en un año. Esto permite navegar a barcos de mayores dimensiones por dos vías diferentes.
J.A.T.