GRANDES IMPOSTORES

MARY BAKER (Siglos XVIII-XIX)

El 3 de abril de 1817, un zapatero de Almondsbury, cerca de Gloucestershire, conoció a una joven de aspecto oriental, desorientada, con tatuajes en el cuerpo, vistiendo ropa exótica (sari rojo y negro, y turbante negro) y hablando en un idioma incomprensible, haciendo gestos para que la entendieran.

Todo lo que se pudo entender era que se llamaba Caraboo, aunque el magistrado del condado, Samuel Worrall, la procesó por vagancia. Mientras estuvo encarcelada apareció un marino portugués, Manuel Eynesso, quien dijo que hablaba su idioma y que podía traducir la historia de la “princesa”. El marino explicó que ella era la princesa Caraboo, de la isla de Javasu, en el Océano Índico, y que había sido capturada por piratas. Después de un largo viaje había saltado por la borda en el Canal de Bristol y nadado hasta la costa.

Fue liberada y, durante varias semanas, se hizo la persona más deseada de las fiestas aristocráticas. Sabía disparar flechas, practicaba esgrima, llevaba un gong arado a su espalda, le gustaba nadar desnuda y, por la noche, subía a un árbol a rezar a su dios, Allah-Tallah.

Esto tuvo su repercusión en los periódicos, y eso llevó a que se destapara el engaño. La Sra. Neale, de Bristol la reconoció y la identificó como Mary Baker, una criada de Devon. Que había inventado el idioma utilizando algunas palabras romaníes y creando el personaje; también se descubrió que ni siquiera existía la isla de Javasu.

28-junio-1817: Se arregló que marchara a Filadelfia (EE.UU.) donde continuó, por poco tiempo, con su papel.

1821: Regresó a Inglaterra, y viajó a Francia y España con su disfraz.

1824: Volvió otra vez a Inglaterra, se casó y tuvo una hija. Al final acabó sus días vendiendo sanguijuelas en el hospital de Bristol.

24-dicbre-1864: Falleció y fue inhumada en una tumba sin nombre.

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CASSIE CHADWICK (Siglo XIX)

Una de las grandes estafadoras del siglo XIX fue la canadiense Cassie Chadwick, cuyo nombre de pila fue Elizabeth Bigley, conocida como “Betsy”. Nacida en 1857, tenía problemas de dicción y era sorda de un oído.

1870: De pequeña apuntaba maneras y, ya con 13 años, se marchó a Woodstock (Ontario) donde abrió una cuenta en un banco con una carta falsificada como justificante de una herencia de un tío de Inglaterra. A partir de ahí, extendió cheques sin fondos y fue arrestada. El tribunal determinó problemas mentales y la mandaron de vuelta con su padre.

1879: Con 22 años, falsificó un documento de herencia, y se hizo tarjetas de visita que decía: “Señorita Bigley, heredera de 15.000 dólares” e iba a las tiendas. Presentado la tarjeta, compraba el artículo más caro y pagaba con un cheque (sin fondos) por un valor más alto que el producto que compraba, y el exceso lo recibía del establecimiento en metálico.

Tarjeta de visita de Cassie Chadwick

Después se marchó a vivir con su hermana y su marido. Tasó el contenido de la casa y pidió un préstamo, poniendo como aval dicho continente. Cuando su cuñado se enteró, la echó de casa.

Fue adoptando diferentes personalidades:

Lydia Scott: “Era” una adivina.

Marie LaRose: Se hizo pasar por vidente, y hasta se casó con 2 de sus clientes. Del último, que falleció, recibió 50.000 dólares de herencia.

Lydia DeVere: Se trasladó a Toledo (Ohio) como vidente, convirtiéndose en asesora financiera de un cliente, al que metió en sus “chanchullos”. Elaboró un pagaré de varios miles de dólares de un importante hombre de negocios de Cleveland, falsificando su firma y haciendo que ese cliente lo ingresara en su banco de Toledo. Al ser una persona distinguida, el banco lo aceptó.

Pero los bancos estaban con la “mosca detrás de la oreja”, e investigando, lograron que fueran detenidos, aunque él quedó libre, al considerársele víctima, y ella fue condenada a 9 años y medio de prisión. Logró salir libre a los 3 años y medio tras enviar una carta al gobernador pidiendo perdón y con el compromiso de no reincidir.

Cassie L. Hoover: Volviendo a Cleveland, montó un burdel, en el que conoció a su siguiente marido, un médico viudo rico: Leroy Chadwick. Pronto empezó a gastar dinero a espuertas, usando su nuevo apellido: Cassie Chadwick.

Su gran fraude fue hacerse pasar por la hija ilegítima del industrial, filántropo y empresario estadounidense, de origen escocés, Andrew Carnegie, consiguiendo mucho dinero, aprovechando que nadie preguntaría al interesado sobre una hija ilegítima, convirtiéndose en la “Reina de Cleveland”.

Novbre-1904: Un banquero de Boston, Herbet B. Newton, que le había concedido un préstamo de 190.800 dólares, se sorprendió al enterarse de otros créditos solicitados y le reclamó la cantidad. Se dio cuenta de que Cassie no tenía intención de pagar los créditos, y mucho menos, los intereses, por lo que fue demandada. Para ese tiempo ya tenía 1.000.000 de dólares de deuda. Huyó a Nueva York; pero fue arrestada y devuelta a Cleveland. En un cinturón llevaba más de 100.000 dólares. El banco del magnate quebró así como otras muchas entidades.

The Washington Post tituló su artículo: “La gran sacerdotisa de las finanzas fraudulentas”.

10-marzo-1905: Fue sentenciada a 10 años de prisión, estando presente en el mismo el propio Carnegie.

10-octbre-1907: Con 50 años, falleció en la penitenciaría de Columbus (Ohio). Un mes antes había sufrido un colapso nervioso que le produjo una ceguera temporal. También sufría problemas cardíacos y estomacales.

J.A.T.

Agradecimientos: Foto policial y Tarjeta de visita: Smithsonian Magazine