Isaac Newton, una de las mentes más brillantes de la historia, es ampliamente conocido por sus contribuciones a la física, las matemáticas y la astronomía. Sus descubrimientos en la ley de la gravitación universal, el cálculo diferencial y su trabajo en la óptica revolucionaron la ciencia moderna.

Sin embargo, lo que muchas veces se pasa por alto es la profunda creencia religiosa de Newton. Para él, la ciencia y la fe en Dios no solo coexistían, sino que estaban profundamente entrelazadas. Newton no veía su trabajo como un esfuerzo por desmantelar las creencias religiosas, sino como una forma de comprender el orden divino del universo, entendiendo que, entre otras cosas, “Dios es el geómetra supremo”, según lo define Robert Iliffe, profesor de Historia de la Ciencia en la Universidad de Oxford.

Newton y la religión

Isaac Newton nació nació el 4 enero de 1643 (25 de diciembre de 1642) según el calendario juliano, que era el que se usaba entonces) en una Inglaterra que estaba marcada por el conflicto religioso y la Revolución Científica. Aunque muchos de sus contemporáneos veían una división creciente entre la ciencia y la religión, Newton no compartía esa perspectiva. Era un cristiano devoto pero inusual ya que sus creencias no se alineaban del todo con la ortodoxia cristiana de su tiempo. Se ha sugerido que Newton era un unitario, lo que significa que rechazaba la doctrina de la Trinidad —la idea de que Dios es uno en tres personas (Padre, Hijo y Espíritu Santo)—, aunque nunca hizo públicas estas creencias para evitar problemas con la Iglesia Anglicana.

Newton creía en un Dios monoteísta, un ser supremo que había creado el universo y lo había diseñado con leyes precisas que podían ser descubiertas a través del estudio científico. De hecho, consideraba que su trabajo como científico era una forma de glorificar a Dios, porque desvelaba las maravillas de Su creación, y lo definió como un Ser eterno, infinito y absolutamente perfecto.

También creía en Jesús y que había tenido una existencia espiritual antes de hacerse hombre y venir a la Tierra. Pero no concebía que Jesús fuera Dios pues hay gran diferencia entre el Creador (Dios) y el creado (Jesús). Dijo que Jesús, aunque merecía honra, “no había venido a disminuir la adoración de su Padre”. Creía que la misión de Jesucristo era morir por los seres humanos y que los cristianos estaban obligados a intentar vivir imitando su ejemplo.

Ciencia y fe

Newton

Principios matemáticos de la filosofía natural

Para Isaac Newton, la ciencia y la religión no eran disciplinas opuestas; más bien, se complementaban. Su obra Philosophiae Naturalis Principia Mathematica (Principios matemáticos de la filosofía natural) (1687), en la que formuló las leyes del movimiento y la gravitación universal, no fue solo un esfuerzo científico. En el prefacio de este libro, Newton deja claro que su objetivo final era demostrar que el universo seguía un diseño racional que apuntaba a un creador divino. Según su pensamiento, las leyes de la naturaleza que él había descubierto no eran producto del azar, sino evidencia de la mano de Dios.

Newton no veía las leyes físicas como independientes de la voluntad divina, sino como manifestaciones de ella. En su mente, Dios no solo había creado el universo, sino que también lo mantenía en funcionamiento. Creía que la intervención divina era necesaria para sostener el orden cósmico, una idea que contrastaba con el deísmo que comenzaba a ganar popularidad en su época, que proponía un Dios que creó el universo y luego se apartó de su gestión.

El Estudio de la Biblia

Además de ser un científico prolífico, Isaac Newton dedicó una parte considerable de su vida al estudio de la teología y la Biblia. Escribió más sobre temas religiosos que sobre ciencia, y algunas de sus obras más largas y detalladas están dedicadas a la interpretación de las Escrituras. Estaba particularmente interesado en la profecía bíblica y en el libro del Apocalipsis. Newton creía que, mediante el estudio profundo de la Biblia, podría descifrar los misterios del fin del mundo y predecir el regreso de Cristo.

Newton

Observaciones sobre las Profecías de Daniel y el Apocalipsis de San Juan

Uno de sus textos más conocidos sobre teología es su tratado titulado Observations upon the Prophecies of Daniel and the Apocalypse of St. John (Observaciones sobre las Profecías de Daniel y el Apocalipsis de San Juan) (1733), en el cual analizaba las profecías del Antiguo y el Nuevo Testamento, buscando encontrar en ellas un orden divino y pistas sobre el futuro de la humanidad.

Newton también dedicó tiempo a estudiar la historia del cristianismo temprano y fue un crítico de lo que él veía como corrupciones introducidas por la Iglesia a lo largo de los siglos. Su enfoque hacia la religión era profundamente personal e intelectual, y buscaba una forma pura de cristianismo basada en las Escrituras y no en las interpretaciones teológicas tradicionales.

¿Una Contradicción?

Para muchas personas modernas, la figura de Isaac Newton puede parecer contradictoria: un hombre que hizo contribuciones fundamentales a la ciencia moderna, y al mismo tiempo, un teólogo que creía profundamente en la intervención divina. Sin embargo, Newton no veía ninguna contradicción. Para él, la investigación científica era simplemente una manera de explorar la obra de Dios. Su visión del mundo era que todo en la naturaleza funcionaba según leyes que Dios había establecido y que era posible descubrir a través de la razón humana.

Esta perspectiva es un ejemplo de cómo, en el contexto de la Revolución Científica, muchos de los grandes pensadores no veían la ciencia y la religión en conflicto, sino como partes de una misma verdad. Newton representa esta visión integradora, en la que el estudio de la naturaleza era también un estudio de lo divino.

Conclusión

Tumba de Isaac Newton en la Abadía de Westminster

Isaac Newton fue tanto un gigante de la ciencia como un hombre de profunda fe. Para él, su estudio de las leyes del universo no lo alejaba de Dios, sino que lo acercaba más a una comprensión del orden divino. En su visión, la ciencia y la religión eran dos caras de la misma moneda: ambas buscaban explicar el mundo, una desde el punto de vista de la razón y la observación, y la otra desde la revelación divina. Su legado nos recuerda que, para muchas de las grandes mentes de la historia, la búsqueda de la verdad implicaba no solo entender el mundo físico, sino también comprender su propósito espiritual. Así resume el profesor Robert Iliffe, antes referido el trabajo de Newton:

«Es un hombre profundamente religioso y creo que aún hay mucha gente que confunde la naturaleza de su genio.

No es que haya desperdiciado su tiempo en religión, sino que es la religión, su convicción, su ambición, su imaginación, el impulso que proviene de esa sensibilidad religiosa, lo que le permite hacer cosas como inventar el cálculo, descubrir la gravitación universal y los principios que la sustentan, las leyes del movimiento y así sucesivamente».

«Hace todo eso, y no necesariamente en su tiempo libre, pero representa una pequeña parte de las actividades generales en las que Newton estaba involucrado y eso lo convierte en una figura aún más grande, en algunos aspectos, que la que mucha gente conoce».

J.A.T.

Agradecimiento BBC: https://www.bbc.com/mundo/noticias-60987372

Agradecimiento foto monumento a Newton: Javier Otero – CC BY 3.0