LA LOMBRIZ DE TIERRA habita en todos los rincones de la Tierra, a excepción de las partes más frías y secas. Hay más de 1.800 especies. Por ejemplo, en la sabana sudafricana la proporción es de unas 70 lombrices/m2, mientras que en un bosque canadiense pueden hallarse hasta 700 lombrices/m2.
Sus potentes anillos musculares situados alrededor de la cabeza les permiten descender y tragar lo que encuentren a su paso.
Una de las mayores lombrices del mundo se halla al sur de Australia y puede alcanzar una longitud de más de 1 m. y un peso de 500 g.
Cuando se desplazan por el suelo, mastican estiércol, tierra y vegetación en putrefacción, con lo que, al labrar el suelo, la tierra se airea, absorbe mejor el agua y aumenta su fertilidad. En este proceso las lombrices expulsan enormes cantidades de excremento. Se ha calculado que las que habitan las praderas inglesas expulsan al año unas 20 toneladas de heces por hectárea, y las del valle del Nilo, dejan unas deposiciones de unas 2.500 toneladas por hectárea.
Los científicos han descubierto que el aparato digestivo de la lombriz de tierra convierte los nutrientes en materia fácilmente absorbible por las plantas, por lo que sus heces contienen grandes cantidades de abono. Además, la lombriz limpia el terreno mientras come puesto que muchos microorganismos nocivos presentes en el estiércol y la vegetación en proceso de descomposición mueren al atravesar su intestino.
J.A.T.