CRONOLOGÍA: ACONTECIMIENTOS Y PERSONAJES
13/02/1413 – 13/11/1414 – LA DISPUTA DE TORTOSA
Convocada por Benedicto XIII, el célebre Papa Luna, la Disputa de Tortosa fue en realidad una iniciativa personal de su médico personal, el converso Jerónimo de Santa Fe (Josué ha-Lorqui, antes de la conversión), para debatir con los rabinos judíos sobre la llegada del Mesías y, por lo tanto, sobre el sentido de seguir manteniendo la tradición judía frente a la cristiana. Iniciada el 13 de febrero de 1413 y prolongada a lo largo de cerca de 80 sesiones públicas presididas por el Papa, hasta el 13 de noviembre de 1414, la Disputa convocó en la ciudad a 26 rabinos de la Corona de Aragón, de los cuales la mayor parte (14 según unas fuentes y todos menos 2 según otras) terminaron abjurando de su fe.
De la disputa se conservan las actas y una relación breve de Bonastruc Desmaestre. La lengua empleada en la Disputa parece que fue el aragonés y utilizaron como minuta 24 tesis redactadas por Jerónimo de Santa Fe. Se trataba de probar que los escritos judíos avalaban la venida del Mesías y perfilaban su personalidad y su obra. Las 7 últimas sesiones se dedicaron a criticar los “errores” del Talmud. Desde su posición de fuerza, la parte cristiana obligó a los rabinos a confesar por escrito que no tenían argumentos para contradecir las tesis presentadas.
La Disputa de Tortosa, además del descrédito de los rabinos y de numerosos bautismos de judíos, acentuó el tópico de la “ceguera” de los judíos y dio pie a la publicación de la bula Etsi doctores genium en 1415, máximo exponente de la represión judía medieval, que recortaba sus libertades. Había sido un acontecimiento tan largo como sonado: durante casi 2 años y cerca de 80 sesiones la ciudad estuvo pendiente de lo que en su pro y en su contra se decía y aireaba en la catedral por los rabinos y los teólogos.
El pueblo, lógicamente, tomaba las cosas a la tremenda: veía en aquellas reuniones polémicas la dura cerviz, del pueblo judío, sintagma evangélico que se les aplicaba: eran tesoneros, pertinaces, no daban sus brazos a torcer…, aunque lo mismo pudo haberse dicho del Papa Luna, el que se mantuvo siempre en sus trece y no quiso nunca abandonar su dignidad pontificia aunque se hundiera el cielo. La Disputa famosa acabó prácticamente con la judería en un momento en el que todavía podían oírse los ecos de las persecuciones y matanzas del año 1391. Por aquí pasaron y por aquí se fueron los que no aceptaron el agua del bautismo; siguieron para ello el curso del Ebro, y desde Port Fangós buscaron refugio en Barcelona, desde donde otearon otros lugares en el Mediterráneo, acaso más seguros.
J.A.T.
Agradecimiento: Red de Juderías de España – Caminos de Sefarad