Durante la Edad Media hubo un reducido grupo de élite de mujeres que sirvieron como samuráis en el Japón feudal. Las mujeres samurái (onna-bugeisha, literalmente, “mujeres guerreras”) fueron entrenadas en las artes marciales y en el manejo de las armas para defender su casa, su honor y su familia en tiempo de guerra, mientras los varones estaban ausentes. En algún caso, hasta participaron en acciones de guerra ante la carestía de varones para luchar. El entrenamiento de las mujeres samurái garantizó la protección en comunidades que carecían de combatientes masculinos. Fueron muy pocas, pero tuvieron gran presencia e importancia en la historia del antiguo Japón.

Mientras que el varón samurái usaba la katana, las mujeres samurái usaban, habitualmente, la naginata, una especie de lanza curva muy versátil, que podía mantener a distancia al enemigo, el tantō (una katana corta) y el kaiken, una daga de hoja recta, de 20-25 cm, de uno o dos filos.

Aunque, por lo general, la mujer estaba sometida al varón (padre y/o esposo), mujeres de clase noble se prepararon para entrar en combate si fuera necesario.

Entre ellas podemos encontrar a :

Tomoe Gozen

Tomoe Gozen 

Es la mujer samurái más conocida de la historia japonesa, destacando por su valor en combate y por su belleza. Esta mujer era experta en el uso de armas como la katana, el tiro con arco y la equitación. El Cuento de Heike, un relato épico del siglo XIV, la define así:

Tomoe era especialmente hermosa, con piel blanca, cabello largo y rasgos encantadores. También era una arquera notablemente fuerte, y como espadachina era una guerrera que valía mil, lista para enfrentarse a un demonio o un dios, montado o a pie. Ella manejaba caballos ininterrumpidos con excelente habilidad; ella cabalgó ilesa por peligrosos descensos. Siempre que una batalla era inminente, Yoshinaka la enviaba como su primera capitana, equipada con una armadura fuerte, una espada de gran tamaño y un poderoso arco; y ella realizó más actos de valor que cualquiera de sus otros guerreros.”

Tomoe Gozen en la batalla de Awazu.

Es de los pocos casos en los que la mujer participó en combate:

1182: Estuvo al frente de 300 samuráis en la disputa contra 2.000 soldados del clan rival, Taira.

1184: Servía al general Minamoto no Yosinaka. En la Batalla de Awazu, dirigió un pequeño número de soldados contra las tropas del primo de Yoshinaka, Minamoto no Yoritomo. En dicha batalla, mató en combate, con su katana, al guerrero samurái Uchida Ieyoshi. También decapitó a Honda no Morishige del Clan Musashi. Cuando presentó su cabeza a su maestro Yoshinaka, se ganó tal reputación que fue considerada la 1ª mujer general del Japón.

Hangaku Gozen

Hangaku Gozen

No era pariente de la anterior. [Gozen no es un nombre, sino más bien un título honorífico, algo similar a “Dama”, título que rara vez se daba a los hombres.]. Usaba la naginata aunque prefería el arco y las flechas. Mientras que Tomoe Gozen era un aliado del clan Minamoto, Hangaku se alió con el clan Taira.

Su familia perdió parte de su poder y, en 1201, Hangaku se levantó en armas y se atrincheró en el castillo Torisakayama. Junto a 3.000 soldados se defendió contra un ejército de 10.000 soldados leales al clan Hōjō. Acabó disparando sus flechas desde el tejado del almacén y, finalmente, fue herida por una flecha y capturada. Fue llevada a Kamakura, ante el shōgun Minamoto no Yoriie, y éste le perdonó la vida. Su porte, belleza y clase hicieron que Asari Yoshitō, un guerrero del clan Kai-Genji, se enamorara de ella, recibiendo el permiso del shōgun para poder casarse con ella. Vivieron en Kai, donde se dice que tuvo una hija. En el Azuma Kagami, una crónica histórica japonesa, se dice que Hangaku fue “intrépida como hombre y hermosa como una flor”.

Emperatriz Jingū

Emperatriz Jingū

Este personaje semi-mítico fue una emperatriz consorte japonesa, esposa del emperador Chūai, que gobernó como regente después de la muerte de su esposo, asumiendo el gobierno de las islas y, como mando supremo del ejército, intentó conquistar Corea.

Jingū es símbolo de persistencia ante el rechazo de una sociedad machista, logrando superar todos los obstáculos que pudieran impedirle gobernar.

Hōjō Masako llevando una naginata.

Hōjō Masako

Fue contemporánea de Tomoe Gozen. Su vida está mejor documentada y tiene menos leyenda. Era esposa de un shōgun, Minamoto no Yoritomo, y le acompañaba en sus luchas como lugarteniente. Este apoyó hizo que, junto a su esposo, fueran el matrimonio más poderoso de Japón.

En 1199, su esposo murió, no sabiendo exactamente qué pasó: se dice que murió de las heridas provocadas por su caída de un caballo. Hōjō tenía 57 años, por lo que abandonó la vida guerrera, se afeitó la cabeza y se hizo monja budista, recibiendo la tonsura del sacerdote Gyōyū, aunque no se recluyó en monasterio alguno. No se apartó de la política y, en la sombra, ostentó el poder del Japón con sus hijos, jugando sus bazas, incitando rebeliones internas entre los clanes enemigos y creando y fortaleciendo alianzas que le permitieron retener el poder. Es conocida como “ama-shōgun” o la “nun-shōgun”. Falleció con 69 años de edad.

Nakano Takeko

Nakano Takeko

Por ser un caso más reciente, quizá es uno de los más conocidos. Vivió entre 1847-1868, y era hija de un oficial que la educó tanto en la literatura como en el combate. Durante la Guerra Boshin, que enfrentó al desgastado shogunato Tokugawa contra un grupo de nobles que querían devolver el poder al emperador, Nakano Takeko volcó su lealtad en el shōgun y con su naginata, encabezó a un pequeño ejército formado íntegramente por mujeres. Este grupo es conocido como Jōshitai (“Ejército de Niñas). Murió durante la Batalla de Aizu cuando, herida de gravedad, decidió hacerse el seppuku (ritual de suicidio), pidiendo a su hermana Yūko que la decapitara para evitar su captura y tener una muerte y un entierro honorables. Su cabeza fue llevada por su hermana al cercano templo Hōkai de su familia, en la prefectura de Fukushima, y enterrada con honor por el sacerdote debajo de un pino. Su arma fue donada al templo.

J.A.T.