Oído medio

EL OÍDO MEDIO

Su función principal es transmitir el movimiento del tímpano al líquido contenido en el oído interno, un líquido que es mucho más pesado que el aire. La transmisión de la energía corre a cargo de 3 huesecillos, llamados por su forma martillo, yunque y estribo. Si de forma súbita se produjese un sonido ensordecedor, el oído tiene un sistema de protección incorporado, una acción muscular que ajusta la cadena de huesecillos que disminuye la fuerza del sonido.

También hay en el oído medio 2 músculos muy delicados. Cuando el oído se expone a un sonido intenso de baja frecuencia, estos músculos se tensan automáticamente en una centésima de segundo, con lo que se restringe el movimiento de la cadena de huesecillos y se evita cualquier daño. Este reflejo es lo bastante rápido como para proteger el oído de prácticamente todos los sonidos de la naturaleza, aunque no de todos los que emiten los aparatos mecánicos y electrónicos. Además, estos pequeños músculos solo pueden mantener su posición protectora por un máximo de 10 minutos, un margen de tiempo suficiente para huir del sonido demasiado intenso. Algo curioso es que, cuando hablamos, el cerebro manda señales a estos músculos para que disminuyan nuestra sensibilidad auditiva de modo que la voz propia no nos suene demasiado fuerte.

 

EL OÍDO INTERNO

La parte del oído interno relacionada con la audición se encuentra en el caracol, o cóclea, (con su forma espiral). La cavidad que protege este delicado mecanismo es el hueso más duro del cuerpo. Dentro de su laberinto se encuentra la membrana basilar, uno de los varios tejidos que divide el caracol longitudinalmente en rampas o canales. A lo largo de dicha membrana está situado el órgano de Corti, con sus miles de células ciliadas, células nerviosas con terminaciones semejantes a pelos que se introducen en el líquido contenido en el caracol.

Cuando el movimiento de los huesecillos del oído medio hace vibrar la ventana oval del caracol, se forman ondas en el líquido. Estas agitan las membranas, y las ondas curvan la membrana basilar en las porciones correspondientes a frecuencias concretas y las células ciliadas de tales porciones rozan la membrana tectorial, que se encuentra encima. Las células ciliadas reaccionan al contacto y generan impulsos que envían al cerebro. Cuanto más intenso es el sonido, más células ciliadas se estimulan y con mayor rapidez, por lo que el cerebro percibe un sonido más fuerte.

J.A.T.

Agradecimiento imágenes:

Oído medio: BruceBlaus – CC BY 3.0

Oído interno: BruceBlaus, CC BY-SA 4.0

Órgano de Corti: Madhero88derivative work: Ortisa (talk), CC BY-SA 3.0