Tarragona. Parece que fue la antigua ciudad íbera de Cissis. En el año 218 a. JC., el general romano Cneo Cornelio Escipión Calvo llegó a Tarraco. Después, en 217 a. JC., Publio Cornelio Escipión el Africano y la convierte en alojamiento de invierno. Otras opiniones dicen que proviene del nombre cartaginés Aterako, “la del puerto”.

Teruel. Los celtíberos poblaron la ciudad a la que llamaban Turboleta. Algunos aseguran que allí se asentaba Tirwal (en árabe). En 1171, Alfonso II fundó Teruel. Algunos autores afirman que el nombre viene de unir los vocablos (en aragonés) tor, traducido “toro” y uel, “estrella”. Ambos elementos –toro y estrella- aparecen en el escudo y la bandera de la capital.

Toledo. Su nombre romano Toletum se traduce como “levantado, en alto”. Los árabes la transformarían en Tulaytulah, que significa “la alegre”. Otros nombre fueron Toldoth (en judeo-español) y Tolétho, en mozárabe.

València. Los romanos fundaron la ciudad con el nombre de Valentia Edenatorum, que significa “valor en la tierra de los edatanos”, un pueblo íbero. Los árabes llamaron a la ciudad Madīna at-Turab (“ciudad de la arena”), mientras que al reino taifa de Valencia lo llamaron Balansīa. Tras la conquista de Jaime I, pasó a llamarse Valencia (València, en valenciano).

Valladolid. Hay 3 hipótesis sobre el origen del nombre:

Durante la época árabe será llamada Balad al-Walīd (“Puebla de Walid”), aludiendo al califa omeya Walid I. También se piensa en Valledolit, Vallis Oleti o Valle de Olit, un árabe que supuestamente poseía la ciudad.

El nombre Vallis olivetum (“Valle de los olivos”) por la abundancia de olivos.

La expresión latino-celta Vallis tolitum (“Valle de Aguas”), debido a que por la ciudad pasan los ríos Pisuerga y Esgueva, que antes de su canalización, en el siglo XIX, se extendía por varios ramales.

La teoría más probable expone que proviene de «Valle del Sol» o «valle soleado»: en la Edad Media era llamada Vallisoletum.

Zamora. Tampoco hay unanimidad sobre el origen del nombre. Algunos opinan que la primera denominación era romana: Ocellum Duri (“Los ojos del Duero”), del que podría extractarse en ce-mu-ri y variar hasta su nombre actual. En 569, en pleno período visigodo, se llamaba Semure (“muro viejo”) y después Azemur (“olivar silvestre”). Durante la dominación musulmana pasó a llamarse Samura. Fue reconquistada por Alfonso I de Asturias, y reconstruida y repoblada con Fernando I de León (1010-1065) con el nombre de Zamora.

Zaragoza. Los íberos de la segunda mitad del siglo III a. JC. la llamaban Salduie (la Salduvia de la que hace mención Plinio el Viejo). Probablemente hacia el 14 a. JC., el emperador romano Octavio Augusto la refundó sobre la ciudad íbera, llamándola Caesar Augusta. Ocupada en 714 por Musa ibn Nusair pasó a denominarse Medina al-Baida Saraqusta (“Zaragoza la Blanca”), al parecer por la gran cantidad de yeso que se usó en sus construcciones.