Generalmente se piensa que el champagne se originó con Dom Pierre Pérignon, un monje benedictino francés, conocido como Dom Pérignon, el cual lo presentó ante la corte del rey Louis XIV de Francia (siglo XVII).
Sin embargo, en la Antigua Roma ya existía la fermentación programada en ánforas. Según un prestigioso enólogo y profesor italiano de la Universidad Católica de Piacenza, Mario Fregoni, esa bebida espumosa era conocida como “vinum titillans” o “vinum titillum”, bebida que fue servida en un banquete en honor de Cleopatra y Julio César, en el siglo I d. JC.. En el siglo XV, en París era conocido con este nombre.
Tras años de profunda investigación sobre los orígenes de la cultura del vino, y basándose en restos arqueológicos, así como en diversas obras y documentos, Fregoni establece que se debe considerar a los romanos como los reales inventores de este tipo de bebida fermentada. Al vino que se metía en ánforas para fermentarlo se le añadían uvas pasas.
También hace referencia a que era conocido en la antigüedad señalando a La Santa Biblia, al libro de los Salmos, donde habla del “vino fermentado” o “vino espumoso” (dependiendo de las versiones utilizadas). También la obra clásica de Homero, La Ilíada, menciona el “vino burbujeante”. También Virgilio, poeta romano, hacía referencia en La Eneida al “spumanten plateram”.
A no dudar que Dom Pérignon contribuyó a mejorar la calidad de este vino espumoso, ideando variadas técnicas que siguen usándose en la actualidad.
Esta bebida toma su nombre de la región francesa de Champagne y está elaborado únicamente con uvas de esa región (pinot meunier, pinot noir (negra) y la chardonnay (blanca), aunque algunos champagnes se elaboran solo con uva chardonnay. Esta región es idónea para conseguir esta excelente bebida ya que el subsuelo es calcáreo hasta 100 m. de profundidad, además de estar cubierto por una capa fina de terreno aluvial. Esta característica garantiza una humedad constante, y por la noche el terreno libera el calor acumulado durante el día. Por otra parte, las raíces de las viñas penetran en el suelo más de 10 metros, facilitando así la absorción de los minerales esenciales para la exquisitez del vino.
La cantidad de azúcar que se añade a la 2ª fermentación determinará el nivel de dulzura:
- Brut Nature: hasta 3 gramos de azúcar por litro.
- Extra Brut: hasta 6 gramos de azúcar por litro.
- Brut: hasta 15 gramos de azúcar por litro.
- Extra seco: entre 12-20 gramos de azúcar por litro.
- Seco o Sec: entre 17-35 gramos por litro.
- Semi-seco, Semi-sec o Demi-Sec: entre 33-50 gramos de azúcar por litro.
- Dulce o Doux: más de 50 gramos de azúcar por litro.
Los champagnes más famosos y vendidos del mundo (sin establecer un orden) son el Moët & Chandon, Dom Pérignon, Veuve Clicquot, Nicolas Feuillatte, G.H. Mumm, Laurent-Perrier, Piper-Heidsieck, Tattinger, Pommery, Lanson, Perrier-Jouët o el Bollinger.
J.A.T.